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Can any man force God to answer his prayers? Can Moses, Samuel, or Jesus do it?




Can any man force God to answer his prayers? Can Moses, Samuel, or Jesus do it?

Since God knows all things, it is self evident that He listen to all prayers. But, when it comes to answering prayer, the story is quite different. You see, when the prayer comes from a rebellious [and non penitent] heart, God doesn’t answer the prayer.
On the other hand, when the prayer comes from a person who goes out of his way in order to honour God [living the life of justice, mercy, and humility that pleases the Creator, according to Hosea 6: 8], the Holy One is favorable disposed towards such prayer. As is written:

1) “They [the rebellious] cried, but there was none to save them, even unto the Lord, but he answered them not”- Psalm 18: 41 (1599 Geneva Bible).
2) “Wherefore the Lord God of Israel saith... for them that honour me I will honour, and they that despise me shall be lightly esteemed”- 1 Samuel 2: 30, King James Bible.

And even the Christian gospel agrees with the former, when it goes on to say: “Now we know that God heareth not sinners: but if any man be a worshipper of God, and doeth his will, him He heareth”- John 9: 31, KJB.
Does the former means that any pious believer [or a great religious figure like Moses, Samuel, or Jesus] can “force” the Creator to answer his prayer? Nor at all!
And from whence do we know that sometimes even Moses prayer cannot avert God’s evil decree upon the Hebrew believer who stubbornly refuses to repent? We know it form the Scripture that goes on to say:
«Then said the Lord unto me, “THOUGH MOSES AND SAMUEL STOOD BEFORE ME, YET MY MIND COULD NOT BE TOWARD THIS PEOPLE: CAST THEM OUT OF MY SIGHT, AND LET THEM GO FORTH”. And it shall come to pass, if they say unto thee, “Whither shall we go forth? ” then thou shalt tell them, Thus saith the Lord; “SUCH AS ARE FOR DEATH, TO DEATH; AND SUCH AS ARE FOR THE SWORD, TO THE SWORD; AND SUCH AS ARE FOR THE FAMINE, TO THE FAMINE; AND SUCH AS ARE FOR THE CAPTIVITY, TO THE CAPTIVITY”- Jeremiah 15: 1-2, KJB.
From whence do we know that even Jesus own intercession can’t always ensure the blessing we ask? We know it from the Christian writings, when they go on to say:
«Then came to him the mother of Zebedees children with her sons… SHE SAITH UNTO HIM [JESUS], “GRANT THAT THESE MY TWO SONS MAY SIT, THE ONE ON THY RIGHT HAND, AND THE OTHER ON THE LEFT, IN THY KINGDOM. But Jesus answered and said… Ye shall drink indeed of my cup, and be baptized with the baptism that I am baptized with: but TO SIT ON MY RIGHT HAND, AND ON MY LEFT, IS NOT MINE TO GIVE, BUT IT SHALL BE GIVEN TO THEM FOR WHOM IT IS PREPARED OF MY FATHER”»- Matthew 20: 20-23, KJB
And from whence do we know that even Jesus personal intercession can’t always ensure that a man will be spared from the suffering he would rather avoid? We know it from the Christian gospel, when it goes on to say:
“AND HE [JESUS] was withdrawn from them about a stone's cast, AND KNEELED DOWN, AND PRAYED, SAYING, FATHER, IF THOU BE WILLING, REMOVE THIS CUP FROM ME: NEVERTHELESS NOT MY WILL, BUT THINE, BE DONE”- Luke 22: 41-43, KJB

 

La Torah predecí a que Israel terminarí a olvidando la Ley de Dios; Y que el Mesí as habrí a de restaurarla

La Escritura Hebrea afirma que, la Ley de Dios (la Torah), es perfecta (“La Ley de י ה ו ה es perfecta…”- Salmo 19: 7). Y, lo que ya es perfecto, no tiene necesidad de ser mejorado, sustituido o abrogado por algo mejor [pues, si necesita ser mejorada, significa entonces que, de arranque, no era realmente perfecta]. Pero, la tradició n Hebrea, dice que el Mesí as ha de traer una nueva Torah. ¿ Como puede ser esto posible?
¿ Que significa? A fin de entender la respuesta a esta difí cil pregunta, tenemos que recordar que la Escritura habla de un hombre justo, que fue ungido como rey de Israel (y la palabra Hebrea que traducimos como “ungido”, es “Mashiach”, o “Mesí as”). En adició n, la Escritura tambien dice que David era “el padre” de este rey [es decir, que este rey era “hijo de David”, tal y como se promete que seria el Mesí as].
El rey al cual hacemos referencia, no es otro sino “Josí as”. Como esta escrito: “Cuando Josí as comenzó a reinar, era de ocho añ os [note que el numero ocho evoca la circuncisió n que se hacia a los niñ os Hebreos, como señ al de su fidelidad al pacto con su Dios], y reinó en Jerusalé n treinta y un añ os… E HIZO LO RECTO ANTE LOS OJOS DE י ה ו ה , y anduvo en todo el camino de DAVID SU PADRE, sin apartarse a derecha ni a izquierda”- 2 Reyes 22: 1-2.
La Escritura dice que Josí as inicio las labores de re-edificació n de la Casa de Dios. Como esta escrito: “A los dieciocho añ os del rey Josí as, envió el rey a Safá n… a la casa de י ה ו ה , diciendo: Ve al sumo sacerdote Hilcí as, y dile que recoja el dinero que han traí do a la casa de י ה ו ה … y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de י ה ו ה , y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de י ה ו ה , para reparar las grietas de la casa…”- 2 Reyes 22: 3-5.
Y, en el proceso de reconstruir “el taberná culo de David, que estaba caí do”, aquellos que re-edificaban la casa terminaron “descubriendo” la Ley. Como esta escrito: “Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcí as al escriba Safá n: HE HALLADO EL LIBRO DE LA LEY en la casa de י ה ו ה «- Reyes 22: 8.
Note como la Escritura menciona que, luego que se descubre el libro de la Ley, este es leí do en presencia del rey Josí as. Y, al descubrir el contenido de la Ley, Josí as procede a llorar, así como a rasgar sus vestiduras [como intimando cual debe ser la funció n de todo verdadero ungido de Dios- modelar la contrició n y el arrepentimiento que debe surgir del corazó n que descubre su consciente [o inconsciente] rebeldí a contra los mandamientos Divinos.
Como esta escrito: “Así ha dicho י ה ו ה el Dios de Israel: Decid al varó n que os envió a mí [el rey Josí as]: Así dijo י ה ו ה: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en é l moran, todo el mal de que habla este libro que ha leí do el rey de Judá; por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocá ndome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará. Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a י ה ו ה, diré is así: Así ha dicho י ה ו ה el Dios de Israel: Por cuanto oí ste las palabras del libro, y tu corazó n se enterneció, y te humillaste delante de י ה ו ה, cuando oí ste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrá n a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, tambié n yo te he oí do, dice י ה ו ה. Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y será s llevado a tu sepulcro en paz, y no verá n tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar”- 2 Reyes 22: 15-20.
¿ Que significado tiene este relato? ¿ Y que tiene que ver con la idea de que, el Mesí as, habrá de traer una nueva Torah? Pues la respuesta es que, el anterior relato, no es sino una alegorí a profé tica; una pará bola cuyo propó sito es predecir que, en lo porvenir, Israel “perderí a” la Ley de Dios. En otras palabras, que a pesar de que hubiese “sacerdotes” que oficiasen los ritos de la Ley (como hacen los modernos rabinos), y a pesar de que hubiese un tipo de Templo (como lo es la moderna sinagoga), Israel terminarí a olvidando por completo el verdadero significado de la Ley.
Pero, un dí a, llegara un gran rey Mesí as con una nueva Torah; no porque sea realmente nueva sino que, su novedad, consiste en que nunca antes habí a sido escuchada por su audiencia. Esta nueva Torah sera la antigua Torah, solo re-descubierta. Es que el Mesí as enseñ ará a Israel que, el mensaje olvidado de la Ley, no es el Sionismo; no es la reconstrucció n del antiguo Templo Hebreo; no es los ayunos, ni las nuevas lunas; no es la Cá bala; no es la lucha por la justicia social; no es la lucha por la igualdad de genero, por el secularismo, o por los derechos humanos.
La “nueva” Torah que, con su ejemplo enseñ ara el Mesí as, es que el propó sito original de la Ley, no fue otro sino la contrició n de espí ritu, y el sincero arrepentimiento que conduce al hombre a abrazar una vida sometida al Creador; una vida que renuncia a la abierta inmoralidad, para comprometerse en cambio con la justicia, con la misericordia, y con la humildad que agradan al Creador. Y que, al igual que sucedió con el rey Josí as, este sincero deseo de dar la espalda a la maldad, para en cambio comenzar a vivir en sumisió n a la voluntad Divina, traerá al penitente la luz, la paz, y el descanso prefigurados por el ayuno que agrada al Creador. Como esta escrito:
“¿ No es má s bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresió n, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompá is todo yugo? ¿ No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvació n se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de י ה ו ה será tu retaguardia. Entonces invocará s, y te oirá י ה ו ה; clamará s, y dirá é l: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad; y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodí a. י ה ו ה te pastoreará siempre, y en las sequí as saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y será s como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. Y los tuyos edificará n las ruinas antiguas; los cimientos de generació n y generació n levantará s, y será s llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar”- Isaí as 58: 6-12.

 

El Samaritanismo Reformado enseñ a, que mientras mas exalta Dios a una persona, mayor es su demanda de que tal persona viva una vida de Santidad y pureza moral. Y dado que, en la jerarquí a bí blica, el profeta estaba por encima del sacerdote, cuando un profeta pecaba su castigo era correspondientemente mayor que el de un sacerdote. Y esto explica el hecho de que, aunque tanto Marí a como Aaró n pecan murmurando contra Moisé s (Nú meros 12: 1), el castigo dado a Marí a parezca haber sido mayor que el de Aaró n. ¿ Y de donde sabemos que Marí a era profeta? Pues del verso que procede a decir: “Y Marí a la profetisa, hermana de Aaró n, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas”- É xodo 15: 20, Biblia Reina Valera, 1960

 

 

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