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Is it true that God came down to Earth in the form of a man named Jesus (peace and blessings be upon him)?




Is it true that God came down to Earth in the form of a man named Jesus (peace and blessings be upon him)?

The idea that any ordinary man could be God isn’t only wrong, but outright immoral, as it would imply that, just like ordinary men, God is somehow “full of urine and feces”. In fact, even the Christian New Testament condemns the idea that any deity [let alone the one true God] would come down to Earth, in the form of any man. Where do we find this? We find it in the book of Acts.
In Acts 14: 11-15, the apostle Paul goes into a pagan city, where he performs a miracle. As a result, the townsfolk believe Paul is a god that has come down to Earth in the form of a man. But when Paul hears about this, he gets extremely upset, and exhorts the townspeople to abandon such a worthless idea. As is written: «When the crowds saw what Paul had done, they shouted… “The gods have come down to us in human form! ” The apostles… tore their robes… shouting, “People!... We are people also, just like you… and we are proclaiming… that you turn from these worthless things to the living God... ”».
So, according to the New Testament, to believe that God is a deity that has come down to earth in the form of a man named Jesus, is a worthless idea. And not only does the NT teaches this, but also do likewise the Hebrew Scripture, when it goes on to say that God is too big to literally fit into a “small house” [such as planet Earth]. As is written: “But will God indeed dwell with men on the Earth? Behold, the heavens and heaven of heavens [in its most extended compass] cannot contain You; how much less this house that I have built? ”- 1 Kings 8: 27 (Amplified Bible, Classic Edition)

 

El Cristianismo Sigue La Romana Inmoralidad Llamada Salvació n Por Fe

El Cristianismo fue la religió n oficialmente escogida por el emperador Romano, a travé s del edicto de Tesaló nica (380 E. C. ).
Pero, como era de esperar, la glorificada mafia Romana comprendida tanto por el emperador como por sus mercenarios, creí a [naturalmente] que, en un imperio que habí a sido forjado por tiranos, dictadores, y delincuentes, “guardar la Ley” [una ley que condenaba la mentira, la extorsió n, el robo, el asesinato, y la opresió n], era en si mismo un grave delito.
Y esta abominable inmoralidad Romana, es lo que el Cristianismo moderno exalta con el nombre de “salvació n por fe”

 

¡ Decir que Jesus es Dios (siendo parte de la Trinidad), es justificar todo el Paganismo y la inmoralidad que ha existido en el Mundo!

Decir que Jesus fue la manifestació n [en forma humana] de Dios, hace tanto sentido, como decir que Jú piter, Zeus, Marte, Mercurio, Hé rcules, o Krishna, tambié n fueron manifestaciones humanas de Dios. Es que, si Dios pudo manifestarse en Jesus, ¿ Por que no pudo haberse tambié n manifestarse en Buddah, en Zoroastro, o en el Dalai Lama?
Y, si el Espí ritu Santo (que el Cristianismo afirma ser parte de la Divina Trinidad) pudo manifestarse en forma corporal (como una paloma, segú n Lucas 3: 22), ¿ porque no pudo haberse manifestado en la forma de un á guila, de un cordero, de un leó n, o de un cocodrilo?
¿ No dice el Cristianismo que nada es imposible para Dios? Y, si Dios pudo haberse manifestado en la forma de cualquiera de estos animales, ¿ quien puede cuestionar el que, cuando los Egipcios adoraban a un becerro, no estuviesen adorando [correctamente] una previa manifestació n de Dios?
La realidad es que, decir que el Creador del Universo [bendito sea] escoge tomar la forma de algú n ser humano [o de alguna de sus criaturas], es abrir una caja de Pandora, pues conduce a la idolatrí a de cualquier hombre que sea lo suficientemente poderoso y sagaz como para inducirnos a creer que en efecto es otra manifestació n humana del Creador (ver por ejemplo Hechos 14: 11-13).
Y, esto ú ltimo, es justificar toda la idolatrí a y el paganismo que ha existido en el Mundo entero.

 

 

 

Adventismo, Russelismo, y la inmortalidad del alma

Varias sectas Cristianas postulan la singular idea de que, cuando fallece un creyente, su espí ritu fallece con é l, para permanecer en cambio sumido en “la nada” que es “el sueñ o de la muerte”, esperando pasivamente la llegada de “la mañ ana” de la resurrecció n, cuando recibirá finalmente el pago por el servicio rendido a su Señ or.
¿ Cual es el problema con esta [aparentemente] ló gica idea? Pues nada, aparte del hecho de que presenta al Creador como un Dios falso y ladró n. Es que, el Dios de los Hebreos, no se agrada de nadie que rehú se pagar inmediatamente, sino que dilate hasta la mañ ana el pago debido a sus obreros. Como esta escrito: “No oprimirá s a tu pró jimo, ni le robará s. No retendrá s el salario del jornalero en tu casa hasta la mañ ana”- Leví tico 19: 13.
No solamente esto, sino que el anterior concepto implica que, al final de sus dí as, no habrá castigo alguno esperando al impí o, ni tampoco habrá recompensa alguna esperando al justo; una idea que el Dios de los Hebreos simplemente abomina, así como toda teologí a que fortalezca los brazos de los impí os, debilitando así los brazos de los justos.
Como esta escrito: “Por cuanto entristecisteis con mentiras el corazó n del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impí o, para que no se apartase de su mal camino, infundié ndole á nimo- Ezequiel 13: 22”. La realidad es que, negar la inmortalidad del alma, equivale a negar al Dios de Israel, así como la revelació n Divina dada por nuestro maestro Moisé s.
Es que Moisé s enseñ ó que el espí ritu del hombre es “una porció n de la chispa Divina” puesto por Dios mismo dentro del inerte cuerpo de Adam [en el momento que sopló en su nariz]… En otras palabras, ¡ Fue esa chispa Divina, la que dio vida a la carne de Adam... No fue la carne de Adam, la que dio vida a la chispa Divina!
En adició n, la Ley ordenaba que “la lampara de Dios” (o “Menorah”) que estaba puesta en el tempo sagrado [un templo que, segú n el Nazareno, era prototipo del cuerpo humano- verdadero Templo de Dios] tení a que arder perpetuamente (É xodo 27: 20-21). ¿ Que intima con esto la Escritura? Pues que, así como Dios querí a que la lampara divina ardiese para siempre, de ese mismo modo desea Dios que nuestra lampara (es decir, nuestro espí ritu) arda para siempre.
¿ Y de donde sabemos que el espí ritu del hombre equivale a la lampara Divina? Pues lo sabemos del verso que continua diciendo: “Lá mpara del Señ or es el espí ritu del hombre... ”- Prov. 20: 27. ¿ Se le podrá apagar a Dios su lampara? ¡ Jamá s! Finalmente, si esa chispa divina que está en el hombre pudiese morir con el cuerpo, tendrí amos que admitir que Dios cambia, pues una porció n del Creador morirí a con cada hombre que perece.
Pero esto serí a negar al Dios de Israel, a quien la Ley describe diciendo: “Porque yo El Señ or no cambio... ”- Malaquí as 3: 6. Y dice tambié n en el libro de los Salmos: “Mas tú, El Señ or, permanecerá s para siempre, Y tu memoria de generació n en generació n”- Salmo 102: 12; Y tambié n dice en otro lugar: “Ellos dejará n de existir, pero tú permaneces para siempre; se desgastará n como ropa vieja... Pero tú siempre eres el mismo; tú vivirá s para siempre”- Salmo 102: 26-27.  

 

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