«.. enviad en seguida un cuerpo de ejйrcito», solicita el papa Adriano contra Benevento

En el caso de Benevento, que para йl era desde siempre como una espina en el ojo, para Adriano sуlo se trataba de una cuestiуn de seguridad. Una y otra vez incita contra su prнncipe. «En su odio contra los longobardos el papa no dejу de atizar los бnimos por todos los medios» (Hartmann). Con lo cual no sуlo intentaba empujar a Carlos con maquinaciones y mentiras a una guerra contra Benevento, cuyo duque Arichis proclamу abiertamente su voluntad de paz, sino que reclamaba incluso una guerra ofensiva contra el imperio griego, afirmando que disponнa de informaciones seguras sobre un complot de Anchis con Bizancio.

Carlos, que en el invierno del 786 cruzу con un ejйrcito los Alpes, siendo su tercera visita a Roma, en enero se encontraba ya en la «ciudad eterna», donde el papa lo recibiу con toda la pompa. Allн tambiйn Romualdo, hijo de Arichis le presentу entre esplйndidos regalos el ofrecimiento de su padre de «cumplir en todo la voluntad del rey», si йste no marchaba «contra Benevento» (Annales regni Francorum). Pero el papa querнa la guerra. Querнa la ocupaciуn y sometimiento de Benevento para eliminar un peligroso enemigo y poder satisfacer las propias ambiciones de dominio. Mбs tarde el papa dirнa que era «una obra para exaltaciуn de la santa Iglesia romana».

Carlos apresу a Romualdo y avanzу sobre Capua, mientras Arichis cambiaba su residencia por la poderosa fortaleza marнtima de Salerno, donde en el peor de los casos aъn le quedaba la posibilidad de huir por mar. A travйs de otra embajada ofreciу al monarca franco enviarle rehenes, entre los cuales figuraba, ademбs de Romualdo, tambiйn su hijo menor Grimoaldo, que se encontraba con йl en Salemo. Einhard habla tambiйn de «una gran suma de dinero».

Carlos cediу esta vez. Prestу oнdos a sus sъplicas y «se abstuvo de la guerra tambiйn por motivos de temor de Dios... ». їDe temor de Dios? ЎComo si alguna vez tal temor le hubiera apartado de algo! Con la ayuda de Dios arremetнa mбs bien de continuo. ЎCasi cada aсo! Pero -de nuevo segъn una fuente franca- supuestamente tuvo «mбs en cuenta procurar el bienestar del pueblo que doblegar la obstinaciуn del duque». En realidad Salemo era una ciudad difнcil de conquistar, y mбs si no se contaba con una flota. Y una sublevaciуn en Italia meridional, una guerra con Bizancio, podнan resultar tanto mбs fatales para Carlos cuanto que en el norte se perfilaba una guerra contra los avaros. Y, finalmente, tampoco «los obispados y monasterios tenнan que ser devastados».

Motivo suficiente para no «guerrear» por una vez. Asн pues, Carlos tomу como rehenes a Grimoaldo con doce nobles longobardos y devolviу a Romualdo a su padre, quien a una con sus subditos hubo de emitir el juramento de fidelidad, reconocer la soberanнa franca y pagar un tributo anual de 7. 000 sуlidos de oro. ²⁹

Condiciones duras. Carlos podнa estar contento. Volviу a Roma «para cumplir con su devociуn en los lugares santos» (Einhard). Con gran regocijo debiу de celebrar allн la santa festividad de Pascua. Por el contrario, el santo padre estaba menos satisfecho, aunque el rey franco cumpliу en buena medida sus pretensiones. Le «donу» un gran nъmero de ciudades, entre ellas las meridionales de Arpiсo, Aquino y Capua. Tambiйn se incrementу el patrimonio papal en la regiуn en tomo a Salemo. Y en el norte otorgу Carlos al papa «una ampliaciуn notable del Estado de la Iglesia» entregбndole muchas ciudades de la Tuscia longobarda, como Soana, Viterbo y Orvieto. «Un йxito considerable», lo considera Seppeit, historiador catуlico de los papas.

Pero Adriano no quedу contento. Ni siquiera se tranquilizу, cuando en julio y agosto del 787 murieron el duque Arichis y su hijo mayor Romualdo. Los beneventinos suplicaron la liberaciуn de Grimoaldo, que era el heredero del trono mбs directo y que continuaba como rehйn en el reino franco, a la vez que la devoluciуn de las ciudades otorgadas al. papa, amenazando en caso contrario con denegar su obediencia. Pero el santo padre volviу a presionar a Carlos: «Haced lo que vuestra sabidurнa considere bueno; pero en el caso de que los beneventinos no cumplan vuestras уrdenes, como han prometido, enviad en seguida un cuerpo de ejйrcito contra ellos. Tambiйn hemos convenido ya con vuestros enviados que, si para el dнa primero de mayo los beneventinos no cumplen vuestra voluntad, avance de inmediato sobre ellos vuestro ejйrcito preparado en la frontera; mбs tarde no serнa conveniente por el calor del verano».

El papa solicitaba la marcha de un ejйrcito franco sobre Benevento a mбs tardar el 1 de mayo del 788. Carlos no accediу a ello, aunque tal vez sуlo como consecuencia de la situaciуn al norte de los Alpes. Sуlo excepcionalmente enviу legados especiales a Benevento, y mбs tarde, cuando Adalgis temiendo una invasiуn del ducado se encontraba ya en Calabria, permitiу a Grimoaldo que asumiese el poder en Benevento a cambio del reconocimiento de su suprema soberanнa y de otras obligaciones. A este respecto el papa ya habнa advertido al rey: «Por lo que se refiere a Grimoaldo, hijo de Anchis, os rogamos muy encarecidamente que no creбis a nadie mбs que a Nos; podйis estar seguros de que Italia no estarб tranquila, si permitнs que Grimoaldo vaya a Benevento». Entretanto un ejйrcito bizantino habнa desembarcado en Calabria. Mas, por orden de Carlos, Grimoaldo en uniуn con el duque Hildebrando de Spo-leto atacу a los bizantinos y los derrotу por completo.

A la larga tuvo razуn Adriano al pensar que Grimoaldo no soportarнa los duros dictados de Carlos. Desposу a una sobrina del emperador bizantino y rompiу con los francos. Obedeciendo уrdenes Pipino devastу el 791 el territorio italiano del «rebelde». Y dos aсos despuйs emprendiу Pipino, apoyado esta vez por tropas aquitanias a las уrdenes de su hermano Luis, una segunda incursiуn de castigo contra Benevento, aunque sin lograr nada decisivo. Una epidemia de hambre le obligу y un edicto suyo hasta impuso Ўcomer carne en tiempo de ayuno!, como recuerda aterrado el analista de Lorsch. Y en el 801 fracasу un nuevo ataque por una peste que diezmу el ejйrcito de Pipino. ³⁰

La polнtica del papa no sуlo apuntaba naturalmente contra Benevento sino tambiйn contra Bizancio, cuyos soberanos habнan mandado en Roma siglo tras siglo antes de que los papas los despidiesen con ayuda de longobardos y francos y pudieran burlarse de la autoridad que Dios les habнa conferido.

Tal vez ya desde el 774, pero con seguridad desde la segunda visita de Carlos a Roma en el 781, Adriano dejу de contar los aсos del gobierno papal por los aсos del emperador, como habнa dispuesto el emperador Justiniano I, sino por los aсos de pontificado. El papa denegу al soberano bizantino la prerrogativa de fechar los documentos papales segъn los aсos de gobierno de aquйl, reclamбndola para sн. Evidentemente no pensaba otorgar de ninguna manera ese privilegio al rey de los francos y los longobardos, al patricio de los romanos, y ni siquiera compartirlo con йl. Demostraba asн mбs bien que «ya no estaba dispuesto a reconocer ninguna autoridad superior fuera de Dios» (Menzer). Y Adriano sustituyу tambiйn en sus denarios de plata el nombre e imagen del emperador por su nombre e imagen propios. Con lo cual pasaba al papa «tal vez el mбs esencial de todos los derechos imperiales», presentбndose ahora el papa «quasi imperator», como un emperador (Deйr). ³¹

Adriano I muriу en la Navidad del 795. Su sucesor fue elegido ya al dнa siguiente, y a lo que parece por unanimidad.