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How many nations of Israel does the Creator actually have?




How many nations of Israel does the Creator actually have?

The idea that there is only one nation of Israel [and therefore just one nation with the right to enter into God’s covenant] is grossly misguided. Why? Because the Hebrew scripture foretold that, unlike his brother Manasseh (who would remain an individual tribe), Ephraim (whose name would later become a surname for Israel’s ten northern tribes) would become a multitude of nations. As is written: “… but truly his younger brother [Ephraim] shall be greater than he [Manasseh], AND HIS SEED SHALL BECOME A MULTITUDE OF NATIONS”- Genesis 48: 19.
In other words, Genesis 48: 19 teaches that, when Ephraim [Israel’s ten Northern tribes] went Into exile, the Israeli seed [blood] spread and mixed through the whole World, so that 2700 years later the lack of Israeli blood cannot be used as an excuse to prevent any nation from embracing God’s covenant with Israel. And maybe that’s why God places what would otherwise be gentile nations (Egypt and Assyria) on the same footing with Israel.
As is written: “For the Lord of the hosts shall bless them, saying, blessed be EGYPT MY PEOPLE, AND ASSYRIA THE WORK OF MY HANDS, AND ISRAEL MY INHERITANCE”- Isaiah 19: 25. Notice that not only does the Creator place these gentile nations on the same list with Israel; He places Israel at the end of the list!; as if to imply that some of these nations will end up becoming more faithful to God’s covenant than what modern day Israel is

 

Las Verdades Eternas del Samaritanismo Reformado

El mensaje del Samaritanismo Reformado es que el creyente solo debe servir a י ה ו ה (Adonay Yah, el Señ or Dios de Israel), y no a nada ni nadie que tenga una imagen fí sica (especialmente la imagen de algú n hombre o alguna mujer). Como esta escrito: “ A י ה ו ה tu Dios temerá s, y a É l só lo servirá s … y habló י ה ו ה con vosotros de en medio del fuego… mas a excepció n de oí r la voz, ninguna figura visteis… Guardad, pues, mucho vuestras almas… para que no os corrompá is y hagá is para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varó n o hembra. .. ”- Deut. 6: 13, Deut. 4: 12, 15, & 16).
En Adició n, el Samaritanismo Reformado postula que jamas ha existido en Israel otro profeta como Moisé s (“ Y nunca má s se levantó profeta en Israel como Moisé s. .. ”- Deut. 34: 10, Reina Valera 1960); y que no podemos añ adir ni quitar a los 5 libros de la Ley Divina [el Pentateuco], pues son toda la Escritura que el creyente necesita (“ Cuidará s de hacer todo lo que yo [Moisé s] te mando; no añ adirá s a ello, ni de ello quitará s ”- Deut. 12: 32, Reina Valera 1960).
En este ú ltimo aspecto, el Samaritanismo Reformado postula que los cinco libros de la Ley Divina son la suprema regla para medir todo otro libro inspirado; mientras que los libros sagrados de Judí os, Cristianos, Musulmanes, y otros grupos, no son sino comentarios explicativos-- adaptados a la necesidad particular de cada grupo.
En adició n, el Samaritanismo Reformado afirma que el juicio Divino deparado para cada ser humano consiste en hacerle “cosechar” el mismo “fruto” que libre y voluntariamente halla escogido “sembrar”. Y lo anterior explica la razó n por lo cual, la primera lecció n que provee Dios al hombre (Adá n), consiste en hacerle labrar un jardí n, de suerte que pudiese aprender la prioridad que, en el plan Divino, juega la ley de “Siembra y cosecha” (“Tomó, pues, י ה ו ה Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edé n, para que lo labrara y lo guardase ”- Genesis 2: 15, RV 1960).
De nuevo, esto ú ltimo tambien es có nsono con lo expuesto en la escritura Judí a, que dice: «Porque cercano está el dí a de י ה ו ה (es decir, el dí a del juicio Divino) sobre todas las naciones; “ como tú hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza”»- Abdí as 1: 15 (Reina Valera 1960). Y lo mismo enseñ an los escritos Cristianos, cuando dicen: “No os engañ é is; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso tambié n segará ”- Gá latas 6: 7.
En adició n, el Samaritanismo Reformado enseñ a que, el ú ltimo y supremo Mesí as Redentor, no es otro sino el arrepentimiento sincero [y, por antonomasia, todo aquel que lo predica]. Y esto ú ltimo concuerda con el evangelio cristiano, cuando cita a Jesú s (paz y bendició n sean con é l) diciendo lo siguiente: “Os digo: No; antes si no os arrepentí s, todos pereceré is igualmente ”- Lucas 13: 3, Biblia Reina Valera, 1960. Y la Escritura Judí a afirma lo mismo, cuando dice: “ Y vendrá el Redentor a Sion, y [a quien vendrá el Redentor? Pues…] a los que se volvieren [arrepentidos] de la iniquidad en Jacob, dice י ה ו ה … El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia… Por tanto, confesaré mi maldad, Y me contristaré por mi pecado ”- Isaí as 59: 20, Proverbios 28: 13, & Salmos 38: 18 (Biblia Reina Valera 1960
Finalmente, el Samaritanismo Reformado afirma que los Diez mandamientos son la pura y verdadera religió n Divina; el pacto eterno entre Dios y los hombres. Y lo anterior es demostrado en el pasaje que procede a decir: “Y É l os anunció Su pacto, el cual os mandó poner por obra; los Diez Mandamientos… Estas palabras habló El Señ or a toda vuestra congregació n en el monte… y no añ adió má s. Y las escribió en dos tablas de piedra, las cuales me dio a mí ”- Deut. 4: 13, & Deut. 5: 22 (Reina Valera 1960).
Y tambié n dice en otro lugar: “ Guardad cuidadosamente los mandamientos de י ה ו ה vuestro Dios, y sus testimonios y sus estatutos que te ha mandado. Y haz lo recto y bueno ante los ojos de י ה ו ה, para que te vaya bien, y entres y poseas la buena tierra [sí mbolo del Paraí so deparado para los santos] que י ה ו ה juró a tus padres”- Deut. 6: 17-18 (Reina Valera 1960).
De nuevo, lo anterior es có nsono con lo adscrito al Nazareno, cuando es citado diciendo: «… “ Mas si quieres entrar en la Vida [Eterna], guarda los mandamientos”. Le dijo: “¿ Cuá les? Y Jesú s dijo: “No matará s, No adulterará s, No hurtará s, No dirá s falso testimonio, Honra a tu padre y a tu madre; y, Amará s a tu pró jimo como a ti mismo ” (Es decir, haz lo ordenado en los Diez mandamientos, que se resumen en amar a Dios y al pró jimo)»- Mateo 19: 17-19, Reina Valera 1960.
Y esto ú ltimo tambien es confirmado por el mayor de todos los sabios (el rey Salomó n), cuando es citado diciendo: «El fin de todo el discurso oí do es este: “ Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre ”»- Eclesiasté s 12: 13.
De hecho, el apó stol Pablo admite lo mismo, cuando procede a decir: «No debá is a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al pró jimo, ha cumplido la Ley [es decir, los Diez Mandamientos]. Porque: “No adulterará s, no matará s, no hurtará s, no dirá s falso testimonio, no codiciará s, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amará s a tu pró jimo como a ti mismo ”. El amor no hace mal al pró jimo; así que el cumplimiento de la Ley es el amor ”- Romanos 13: 8-10
Finalmente, el apó stol Juan es tambien citado enseñ ando que, sin obediencia a los mandamientos Divinos, no hay amor a Dios; y por ende tampoco hay verdadera religió n. Como esta escrito: « Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos… El que dice: “Yo le conozco”, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en é l»- 1 Juan 5: 3, & 2: 2 (Reina Valera 1960).
Y el apó stol Santiago tambien atestigua acerca de la importancia de sembrar el bien ordenado en los mandamientos, cuando dice que la fe sin obras [es decir, sin obediencia a los mandamientos] es muerta. Como esta escrito:
« Hermanos mí os, ¿ de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿ Podrá la fe salvarle? … Pero alguno dirá: “Tú tienes fe, y yo tengo obras”. Mué strame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras… ¿ Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? … Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe… Porque como el cuerpo sin espí ritu está muerto, así tambié n la fe sin obras está muerta ”- Santiago 2: 14, 18, 20, 24, & 26 (Biblia Reina Valera 1960).

 

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