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La Salvación del Alma, según revelada en Génesis 2:15




La Salvació n del Alma, segú n revelada en Gé nesis 2: 15

Cuando Dios crea a Adá n, lo primero que hace es ponerle a labrar un huerto (“Tomó, pues, י ה ו ה Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edé n, para que lo labrara y lo guardase”- Gé nesis 2: 15, Reina Valera 1960). ¿ Por que? Acaso no habí a suficiente comida en el Mundo como para satisfacer las necesidades alimenticias de Adá n?
¿ Porque concede Dios má xima prioridad a que Adá n labrase el huerto? ¿ Acaso no habí a cosas mas importantes que la agricultura? Por ejemplo, ¿ por que no le da Dios a Adá n una Biblia, a fin de que pudiese aprender como habrí a (en el futuro) de ser salvo?
¿ O serí a acaso que el Creador deseaba mostrar a Adá n que, lo primero que todo hombre debe comprender, es que su vida en este Mundo esta sujeta a “la Ley de siembra y cosecha”; Que si siembra el bien, habrá de cosechar el bien; pero que si siembra mal, solo cosechará el mal?
Siembra, y cosecha; Causa, y efecto, Acció n, y reacció n... Este es el primero y mas importante de todos los mensajes Divinos. ¿ Y que significa? Pues significa que, lo que enví as a los demá s, te será enviado de vuelta a ti mismo; significa que si haces lo malo, tarde o temprano te vendrá de vuelta ese mismo mal (sin importar si eres religioso o ateo); pero que, si haces el bien, tarde o temprano te vendrá de vuelta ese mismo bien (sin importar tampoco si eres religioso, o ateo); Significa que si perdono las ofensas que otros han cometido, tambié n mis ofensa será n perdonadas; que si muestro a otros misericordia, tambié n a mi me sera mostrada misericordia.
Y esta es la Suprema verdad Divina- Hacer a otros el mismo bien que desearí amos se nos hiciese a nosotros mismos (“Así que, todas las cosas que querá is que los hombres hagan con vosotros, así tambié n haced vosotros con ellos; porque esto es la Ley y los Profetas”- Mateo 7: 12). Aparte de esto, todo lo demá s (quien es el Mesí as, cual es la religió n verdadera, cuando será el fin del Mundo, etc) no es sino comentario opcional.

 

La Salvació n por Fe, segú n el Samaritanismo Reformado

La salvació n es por fe; por fe en que Dios no fallará en recompensar a cada uno, devolvié ndole el mismo bien que [en su pró jimo] haya sembrado. Como bien dice la noble tradició n Cristiana: “No juzgué is, y no seré is juzgados; no condené is, y no seré is condenados; perdonad, y seré is perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando dará n en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medí s, os volverá n a medir”- Lucas 6: 37-38

 

¿ Có mo es posible que un pequeñ o grupo de Judí os seculares (helenistas) gobiernen el mundo entero?

¿ Có mo es posible que un pequeñ o grupo de judí os seculares (helenistas) gobiernen el mundo entero? Bueno, la respuesta es bastante simple: son increí blemente ricos y controlan eficazmente los medios de comunicació n, por lo que pueden corromper, tentar y engañ ar a los gentiles para que jueguen su juego. Si el gentil es tan estú pido como para caer en esta trampa, entonces se merece lo que le da el judí o secular.
El gentil tiene el potencial de ser mejor que el judí o, pero abandona su ventaja moral y trata de jugar el juego inmoral del judí o; un juego que está destinado a perder. ¿ Por qué está destinado a perderlo? Porque nadie es mejor en la inmoralidad colectiva que el judí o secular, que en este momento la tiene en sus genes. Por lo tanto, el resultado del juego no solo es correcto, sino tambié n justo.
En este sentido, se puede decir que el judí o helenista es el castigo de Dios por la maldad y la codicia del gentil. A la inversa, al entregar a la humanidad las lecciones (o " castigos" ) que la humanidad necesita, el judí o secular se gana el puesto de " demonio atormentador"; un demonio que, mientras cumple el mandato de Dios de castigar a los malvados, está destinado a terminar en el infierno. ¡ Que Dios tenga piedad!

 

Las tristes contradicciones de la noble teologí a Cristiana: ¿ dar gloria a Jesú s? ¿ o no darla?

¿ Cuando se equivoca el Evangelio? ¿ Se equivoca cuando dice que los Hombres SI deben dar gloria a Jesú s (“El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió ”- Juan 5: 23)?; ¿ O se equivoca cuando dice que los Hombres NO deben dar gloria a Jesú s, pues Jesú s no recibe la gloria de los hombres (“Gloria de los Hombres, no recibo”- Juan 5: 41)? Y, ¿ como no podrí a llevar esto a la persona mas cuerda, al borde mismo de la bi-polaridad?

 

El Eterno (sea su nombre bendito) no dice: “Este camino te trae hasta mi, pero este otro no”

Uno de los elementos que con mas fuerza separan al Samaritanismo Reformado de grupos tales como los “Benei Noah”, los “Netsaritas”, o aú n los “Hebreos Mesiá nicos”, es que los anteriores grupos a menudo basan su teologí a en una interpretació n puramente literal (y por ende reduccionista) de la Escritura Hebrea. Y esto a su vez hace que postulen la existencia de una sola verdad; de una ú nica y correcta interpretació n teoló gica. ¿ Cual verdad? Pues obviamente aquella que promulga su secta particular. Y a menudo esto no es sino el ló gico producto de un tá cito desconocimiento de tanto la tradició n como el idioma Hebreo.
Pero una conciencia genuinamente Hebrea, tiene que por definició n ser lo suficientemente amplia como para entender que, en lo que a Dios concierne, hay menos absolutos que lo que la mayorí a de nosotros estamos dispuesto a aceptar. Por ejemplo, una Aggadah Hebrea basada en Sanhedrin 17a, dice que solamente aquel que era lo suficientemente versado en la Torah como para demostrar que un reptil era ritualmente puro, tení a la capacidad de pertenecer al Sanhedrin (la antigua corte suprema). En esa misma linea, Otra Aggadah postula que, una mala acció n que tiene un buen propó sito, es mejor que una buena acció n que tiene un mal propó sito.
Por otro lado, si la Torah declaraba que El Creador aborrecí a la idolatrí a, no era porque Dios (sea su nombre bendito) necesitase de nuestra pleitesí a; sino porque, demasiado a menudo, esa idolatrí a transpiraba en inmoralidad y desprecio por la vida humana. Pero, cuando esa idolatrí a no traspiraba en crueldad ni injusticia, el Creador era lento en castigarla. Prueba de ello lo es el siguiente relato: Sanhedrin 103b dice que el Rabino Nathan enseñ aba que habí a tres millas romanas entre Gareb, el pueblo donde Micaiah erigió su í dolo, y Shiloh. Esta distancia, era lo suficientemente corta como para que el humo del altar en Shiloh, y el del í dolo de Micaiah, se mezclasen entre si. Cuando los Á ngeles ministradores quisieron acabar con Micaiah, El Santo de Israel [bendito sea] procedió a increparles diciendo: “¡ Dejadle quieto, pues su pan está disponible para el errante! (como intima el pasaje en Jueces 17: 9-11)”.
Quizá s aú n mas revelador, sea el relato Bí blico acerca de Naamá n, el leproso general sirio que se presentó ante el profeta Eliseo (2 Reyes 5). Al final del relato, y como respuesta a la fe de Naamá n, Dios obra el milagro de sanarle de su lepra. Debemos tener presente que, en la tradició n Hebrea, la lepra era consideraba un castigo por el pecado de la calumnia. Aú n así, Naamá n reconoce ante Eliseo que, aunque en el futuro no adorarí a a otro Dios fuera de Adonai Yah, como parte de sus responsabilidades con su señ or (el Rey de Siria), quizá s tendrí a que inclinarse ante Rimó n (el dios del Rey de Siria). A pesar de esta implí cita idolatrí a, Naamá n sale en Paz de la presencia del profeta, quien le intima que no tiene nada por lo cual preocuparse (2 Reyes 5: 18-19).
Por otro lado, Giezi (quien dí a y noche escuchaba la Torah de boca de Eliseo, el ungido de Dios), no honró al Creador, mostrando el mismo agradecimiento [y humildad] que mostró el pagano Naamá n. Es que Giezi interpretó lo que debió haber sido una oportunidad para dar gloria y honra a Yah, como una oportunidad para obtener honor personal: dinero, y deleites. Y como resultado de ello, Giezi es sentenciado a servir de ejemplo a futuras generaciones; advirtié ndoles que, sin importar si tienen o no la “teologí a correcta”, aquellos que utilizan los asuntos de Dios para obtener gloria y lucro personal, habrá n de recibir un castigo eterno (“Por tanto, la lepra de Naamá n se te pegara a ti y a tu descendencia (espiritual) para siempre”- 2 Reyes 5: 2).
¿ Que significan los anteriores relatos? Pues, entre otras cosas, significan que la premisa fundamental sobre la que descansa la antipatí a Judeo Ortodoxa hacia la figura de Jesus de Nazaret, es fundamentalmente errada. Es decir, el Judí o ortodoxo promedio esta completamente seguro de que, quien se inclina ante el “í dolo” llamado Jesú s de Nazaret (la paz de Yah sea con é l), es un pecador; mientras que, quien cree y sigue a los sabios de Israel, y al ungido que ha de venir, goza del favor Divino. Pero la realidad es que los anteriores relatos muestran que, aunque bien intencionada, la anterior linea de razonamiento carece de fundamento.
Es que la ennoblecedora idea que trata de transmitir la Escritura Hebrea es que, en un sentido muy real, El Eterno (sea su nombre bendito) no dice: “Este camino te puede traer hasta mi, pero este otro no”; sino que dice en cambio- “Cualquiera que sea el camino que escojas seguir (Judaí smo, Samaritanismo, Islam, Cristianismo, etc), puede traerte hasta mi, si lo vives de modo que logre traerte hasta mi”.
En otras palabras, a Dios no le interesa tanto cuan precisa [o correcta] es nuestra teologí a; ni le interesa tanto cuanta verdad teoló gica poseemos. Es que, en el ú ltimo aná lisis, la mente de Dios (y por consiguiente, su verdad) es tan profunda, que nuestro limitado intelecto jamá s podrá entenderla por completo. Obviamente, esto no significa que no debamos buscar conocer el significado mas profundo de las Escrituras; solo significa que siempre debemos tener la humildad de reconocer que solo el Creador posee todas las respuestas.
Si es usted un seguidor del Judaí smo ortodoxo, quizá s se este preguntando: “Pero, ¿ acaso no es importante conocer la verdad? ”. ¡ Por supuesto que si! Pero, mas que “tener la verdad”, el Creador está interesado en ver cual será la respuesta que, con nuestras obras (y nuestras aptitudes) daremos a aquello que percibimos ser “la verdad”.
Es cierto que Jesú s (la paz del Creador sea con el) no fue el Mesí as humano que los Judí os del primer siglo esperaban, pero eso en realidad no importa; lo que sí importa, es cual será la respuesta que a la pré dica de Jesú s dará n sus seguidores Cristianos. Si, al igual que Naamá n, el fruto de esta respuesta es bueno, entonces hace poca diferencia si Jesú s fue o no aquel Mesí as esperado, o si solo fue un idealista soñ ador.
Como nota al calce, y con respecto a pleitesia que a Jesus rinde el mundo cristiano, note que Dios no inculpa de pecado al cristiano que, por desconocimiento de la Ley, idolatra la figura de Nazareno. ¿ Por que? Pues porque segú n Genesis 20: 2-7, Dios no responsabiliza al hombre de pecado sino hasta que tal hombre es hecho a consciente de su pecado. Y esto es corroborado por la Escritura que dice: “O si tocare inmundicia de hombre, cualquiera inmundicia suya con que fuere inmundo, y no lo echare de ver, SI DESPUÉ S LLEGARE A SABERLO, SERÁ [ENTONCES] CULPABLE. O si alguno jurare a la ligera con sus labios hacer mal o hacer bien, en cualquiera cosa que el hombre profiere con juramento, y é l no lo entendiere; SI DESPUÉ S LO ENTIENDE, SERÁ [ENTONCES] CULPABLE POR CUALQUIERA DE ESTAS COSAS. Cuando pecare en alguna de estas cosas, [luego de saberlo] confesará aquello en que pecó ”- Levitico 5: 3-5.
De nuevo, como Judí o Ortodoxo, quizá s pueda usted decir: “¡ Pero es que Jesú s fue un Hereje! ¿ No dice la tradició n Hebrea que debemos aborrecer a los herejes? ”. Y la respuesta a la anterior pregunta es que No. ¿ Por que? Pues porque, segú n la misma tradició n oral Judí a, Elisha Ben Avuyah (tambié n conocido como “Aher”) fue un hereje que murió sin arrepentimiento, siendo juzgado en Gehinnom; Sin embargo, este mismo “hereje” fue el maestro de la Torah para el Rabino Meir (de paso, el nombre Meir significa “iluminar”).
Y segú n la tradició n, el rabino Meir fue un tan grande maestro de las Escrituras que, si la interpretació n de la Ley no se fijó de acuerdo a su opinió n, fue porque la generació n de su é poca no poseí a el poder deductivo para seguir su razonamiento hasta las ú ltimas consecuencias. A pesar de que Aher era un hereje, la tradició n dice que, luego de morir, su hija fue a donde Rabbi (el Patriarca Judí o de su é poca), a fin de solicitar de este ú ltimo algú n sustento econó mico.
Cuando Rabbi preguntó a la doncella quien era su padre, esta contestó que era hija de Aher; pero rogó al Patriarca que recordase, no las obras de Aher, sino su conocimiento de la Torah. La tradició n dice que, en ese mismo instante, fuego descendió de los cielos; y este fuego “lamió ” el banco en donde se hallaba sentaba el Patriarca. Al ver aquello, el Patriarca comenzó a llorar, diciendo: “Si tal maravilla se ha hecho a favor de aquel que deshonró la Torah, ¿ cuanto mas no se hará a favor de aquellos que la honran? ”.
No solamente permite la tradició n Judí a aprender de herejes; sino que hasta permite aprender de los idó latras paganos. Es que el tratado Sanhedrin 91b dice que, con sus razonamientos, Antoninus (un emperador romano del segundo siglo de la era cristiana) mostró al Rabino Judah Ha Nasi el momento correcto en que el alma entraba al cuerpo del hombre que habrí a de nacer.
Lo que hasta aquí hemos intentado formular es que, al igual que sucedió con Naamá n, el creyente Cristiano, el Mesiá nico, o el Musulmá n que vive la vida que agrada a Dios, será tan acepto al Creador como el mejor creyente Hebreo. ¿ Por que? Pues porque, en la medida en que ese creyente practique la justicia Divina, el amor al pró jimo, el temor de Dios, y la humildad, estará practicando la fe que agrada al Creador: la Fe Hebrea que practicó nuestro Padre Avraham.
Durante muchos siglos, el Judaí smo Talmú dico ha esperado la venida de un Mesí as humano. ¿ Juega la fe Cristiana en el Galileo algú n papel en ello? No podrí amos contestarlo categó ricamente, pero serí a interesante recordar que, de acuerdo a la tradició n oral Judí a (Sanhedrin 97a), el Rabino Isaac dijo: “Mesí as, el hijo de David, no vendrá hasta que cada reino se convierta a la fe de los sectarios (es decir, los Judeo Cristianos). ¿ Y la prueba de esto? El texto en Leví tico 13: 13 que dice: Es todo blanco, está limpio”.

 

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