La razón por la cual el Samaritanismo Reformado permite a sus adeptos elegir quien [o qué] ha de ser su personal Mesías
La razó n por la cual el Samaritanismo Reformado permite a sus adeptos elegir quien [o qué ] ha de ser su personal Mesí as
Su fe en un Mesí as llamado “Jesú s de Nazaret” (en otras palabras, llamar a Jesú s su Señ or y Salvador) no puede garantizar su salvació n. ¿ Por qué? Porque el mismo Jesú s dijo que muchos de sus seguidores acabará n perdidos. Como está escrito:
«Muchos me dirá n en aquel dí a: “Señ or, Señ or, ¿ no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? ”. Y entonces les declararé: “¡ Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad! ”» - Mateo 7: 22-23.
En otras palabras, no hay salvació n alguna a menos que haya tambié n un sincero arrepentimiento, así como las obras que tal arrepentimiento conlleva. Como esta escrito: «Os digo: “¡ No!; antes, si no os arrepentí s, todos pereceré is igualmente”»- Lucas 13: 3.
Y tambié n dice: “Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen”- Marcos 6: 12. Y finalmente dice: “sino que anuncié primeramente a los que está n en Damasco, y Jerusalé n, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento” - Hechos 26: 20.
Por lo tanto, las Escrituras cristianas enseñ an que el arrepentimiento sincero es en sí mismo el verdadero Mesí as Redentor. Y esto es consistente con la Escritura Hebrea, que procede a decir: “Y VENDRÁ EL REDENTOR a Sion, y [¿ A QUIÉ N EN SIÓ N VENDRÁ EL REDENTOR? PUES…] A LOS QUE SE VOLVIEREN DE LA INIQUIDAD [EN SINCERO ARREPENTIMIENTO] en Jacob, dice El Señ or”- Isaí as 59: 20.
En resumen, podemos decir con propiedad que, aunque Moisé s, Jesú s, ni Mahoma son literalmente el Mesí as, siempre que las palabras de cualquiera de estos grandes hombres le aparten a usted [en sincero arrepentimiento] del pecado, en ese mismo momento se han convertido por “antonomasia” (“asociació n”) en su Mesí as personal.
Y esta es la razó n por la cual, aunque su fundamento es Moisé s, la Ley de Dios, el arrepentimiento y la obediencia a los Diez Mandamientos escritos en las dos tablas de piedra, el Samaritanismo Reformado no exige de sus seguidores que crean en ningú n Mesí as especí fico, sino má s bien permite que sea un asunto privado y personal, que no se imponga a nadie má s.
How do Samaritan believers know that Jesus isn’t the Creator [blessed be he], and therefore cannot be worshiped?
How can the Hebrew believer be so sure that Jesus (peace and blessings be always with him) isn’t the Almighty God? Well, we know it from the Christian writings, when they go on to say: “All authority has been given to me in Heaven and on Earth” (Matthew 28: 18).
You see, the God of the Hebrews is the source of ALL authority. Thus, had Jesus been God, he would have needed no one to give him any authority, as ALL AUTHORITY would have already belonged to him.
And the Hebrew Scripture bears witnesss of this, when it goes on to say: “Who has given me first, so that I may restore? [as if there's anything that doesn't belong to me! ]. Everything that is under Heaven is mine [And therefore all things already are under my authority]”(Job 41: 11)
El Israel Nacional es prototipo de un Israel mucho mas grande
Por medio de una curiosa pieza de exé gesis, el Samaritanismo Reformado postula que, el verdadero pueblo de Dios, no es la nació n de Israel; sino que lo es en cambio el conjunto de personas que [sin importar su raza o credo] insisten en vivir una vida de pureza moral [es decir, basada en la obediencia a lo ordenado por Dios sobre las dos tablas de piedra].
¿ Y de donde lo sabemos? Pues lo sabemos del hecho de que por un lado la Escritura promete que quienes maldigan a Israel serí an a su vez malditos (“Malditos los que te maldijeren, Y benditos los que te bendijeren”- Gen. 27: 29); Pero, por el otro lado, presenta al Creador mismo maldiciendo a Israel. Como esta escrito: “Malditos sois con maldició n, porque vosotros, la nació n toda, me habé is robado”- Malaquí as 3: 9.
Si quienes maldijesen a Israel serí an a su vez malditos, ¿ Como explicamos el hecho de que Dios maldiga a Israel? ¿ Puede acaso Dios maldecirse a si mismo? ¿ Como explicamos esta aparente contradicció n? Pues en realidad no hay contradicció n alguna, pues el verdadero Israel no es un pueblo fí sico, sino que es en cambio un pueblo espiritual, del cual el Israel nacional es solo una sombra o prototipo.
¿ Y quien es ese Israel espiritual? Pues lo es todo hombre [y toda mujer] que tiene un corazó n limpio [es decir, un corazó n sin injusticia, sin crueldad, y sin orgullo], como esta escrito: «Ciertamente es bueno Dios PARA CON ISRAEL (¿ PARA CUAL ISRAEL? PUES... ) PARA CON LOS LIMPIOS DE CORAZÓ N»- Salmo 73: 1.
Así, cuando el Israel nacional decide dar la espalda al Creador, deja de prefigurar al Israel espiritual. ¿ Por que? Pues porque con su conducta maldice (es decir, blasfema) el nombre del Creador, hacié ndose de ese modo digna tanto de la maldició n de Dios como de los hombres. ¿ Y como sabemos que ha dejado de ser el pueblo de Dios, para convertirse en cambio en una nació n pagana?
Pues lo sabemos por el hecho de que, cuando tal hace, el Creador le compara con “Sodoma y Gomorra” (es decir, con naciones malditas). Como esta escrito: “¡ Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generació n de malignos, hijos depravados! Dejaron a י ה ו ה, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrá s…. Si י ה ו ה de los ejé rcitos no nos hubiese dejado un resto pequeñ o, como Sodoma fué ramos, y semejantes a Gomorra. Prí ncipes de Sodoma, oí d la palabra de י ה ו ה; escuchad la Ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra”- Isaí as 1: 4, & 9-10.
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