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El Camino de Dios




El bienestar eterno del ser humano, esta contenido en la Escritura que dice: “Apá rtate del mal, y haz el bien, y vivirá s para siempre. Por que Yah ama la rectitud, y no desampara a sus Santos” (Salmo 37: 27-28). Y, en cuanto al significado de “hacer el bien”, este se encuentra resumido en el siguiente verso: “Oh hombre, El te ha declarado lo que es bueno. Y, ¿ que pide el Señ or de ti? Solamente hacer Justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6: 8).
Pero, alguien podrí a cuestionar esta interpretació n, citando el verso que dice: “Hay camino que al hombre parece derecho, pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14: 12). ¿ Como podemos corroborar que “el camino” que agrada al Creador esta en hacer lo bueno (hacer el bien encarnado en sus diez mandamientos), y no en creer en este o aquel otro dogma religioso? La manera de hacerlo, es recordar la Escritura que dice: “Bienaventurados los perfectos de camino (¿ Quienes son estos perfectos de camino?... ); Los que andan en la Ley de Yah. Bienaventurados los que guardan sus testimonios, Y con todo el corazó n le buscan; Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos. Tú encargaste que sean muy guardados tus (diez) mandamientos. ¡ Ojalá fuesen ordenados mis caminos, para guardar tus estatutos! Entonces no serí a yo avergonzado (reprendido por Dios), cuando atendiese a todos tus mandamientos. Te alabaré con rectitud de corazó n, cuando aprendiere tus justos juicios. Tus estatutos guardaré; No me dejes enteramente. ¿ Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazó n te he buscado; No me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazó n he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. Bendito tú, oh Yah; Ensé ñ ame tus estatutos. Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca. Me he gozado en el camino de tus testimonios, má s que de toda riqueza. En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos. Me regocijaré en tus estatutos; No me olvidaré de tus palabras” (Salmo 119: 1-16).
Así, el camino que agrada al Creador, consiste en comprometernos con guardar los diez mandamientos de su Ley, que son el Pacto de Dios con la humanidad. Todo el que deja de observar esos mandamientos, abandona el buen camino; y, en su soberbia, se expone a caer bajo maldició n, como esta escrito: “Reprendiste a los soberbios, los malditos que se desví an de tus Mandamientos” (Salmo 119: 21). O, como tambié n dijo el profeta Ezequiel: “Por tanto, así ha dicho Yah el Señ or, vivo yo, que el juramento mio que menosprecio, y mi pacto que quebranto, lo traeré sobre su misma cabeza” (Ezequiel 17: 19).
El verdadero creyente, anhela conocer el camino de Dios que constituyen sus mandamientos, como esta escrito: “Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas” (Salmo 119: 27). Cuando el creyente comprende el camino Divino que son los mandamientos, su corazó n se ensancha, y le impulsa a desear fervientemente transitar su jornada; Como esta escrito, “Por el camino de tus mandamientos correré, Cuando ensanches mi corazó n” (Salmo 119: 32). Pero, el corazó n del impí o, no es recto para con Dios (pues esta extraviado); el impí o no aborrece la maldad; y, por ende, rehú sa comprometerse con el bien encarnado en los mandamientos. Como esta escrito: “Ha dejado de ser cuerdo, y de hacer el bien. Medita maldad sobre su cama; esta en camino no bueno (pues), el mal no aborrece” (Salmo 36: 3-4).
En conclusió n, " el camino de Yah", es hacer el bien encargado en sus diez mandamientos (su Ley). Por eso la Escritura dice que, los justos, son aquellos que tiene su corazó n puesto en la Ley de Yah: “La boca del justo habla sabidurí a, Y su lengua habla justicia. La ley de su Dios está en su corazó n; Por tanto, sus pies no resbalará n” (Salmo 37: 30-31). ¿ Por que no resbalaran sus pies? Pues porque está n afirmados sobre la piedra (las tablas de piedra en las cuales fueron escritos los mandamientos). Y, quien esta cimentado sobre la piedra (quien construye su vida sobre ella), vive seguro, pues descansa sobre un fundamento inconmovible. Por esto, aun los escritos Cristianos citan a Jesú s de Nazaret (la paz y la bendició n de י ה ו ה sean con el) diciendo: “... Mas si quieres entrar a la vida (eterna), guarda los mandamientos... No matará s. No adulterará s. No hurtará s. No dirá s falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amará s a tu pró jimo como a ti mismo” (Mateo 19: 17-19).

 

«En nuestro Universo moral, existen tres grandes verdades. Y, toda otra verdad é tica, esta directa o indirectamente sujeta a estas tres: (1) Yah (El Creador) es Uno solo: es decir, el Creador es ú nico; pues, en toda su Creació n, no hay nada ni nadie con igual (o mayor) perfecció n é tica que Yah. Por eso, solo Yah es digno de reinar, pues el suyo es un Reino Bendito (estando dirigido por el mas bueno y justo de todos los Reyes; uno en el cual no hay vicio ni defecto moral alguno). (2) En té rminos morales, Yah ha dado a los hombres un libre albedrí o, a fin de que estos tengan la libertad de escoger su futuro; decidiendo si van a hacer lo bueno (sembrar el bien), o si van a hacer lo malo (sembrar el mal). (3) Yah no habrá de juzgar arbitrariamente a nadie; pues su Juicio siempre consistirá en permitir que cada uno “coseche” (reciba de vuelta con justicia) el mismo bien (o mal) que, con su vida, haya libremente y voluntariamente " sembrado" (dispensado a quienes le rodearon)»

 

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