Jesús de Nazareth (Yeshua) no pudo haber sido Dios, pues Dios nunca peca. En cambio, el B’rit Ha-dashah (el evangelio) presenta a Jesús mintiendo y pecando
Yeshua (Jesú s de Nazaret, paz sea con é l) no pudo haber sido literalmente Dios, ni tampoco el Mesí as que los Nazarenos alegan fue prometido a Israel. ¿ Por que? Pues porque, si tal Mesí as hubiese sido en efecto una sola persona, tendrí a que haber sido una en cuya boca no hubiese habido engañ o;
como esta escrito: “Y se dispuso con los impí os su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque NUNCA HIZO MALDAD, NI HUBO ENGAÑ O EN SU BOCA”- Isaí as 53: 9. Pero los evangelios Cristianos atestiguan que Yeshua en efecto tuvo engañ o en su boca; pues le citan mintiendo en repetidas ocasiones:
1) Jesú s mintió, pues dijo que era imposible que un profeta muriese fuera de Jerusalé n (“porque NO ES POSIBLE QUE UN PROFETA MUERA FUERA DE JERUSALÉ N”- Lucas 13: 33). Es que, Abraham, era profeta (“Ahora, pues, devuelve la mujer a [Abraham] su marido; porque es profeta”- Gé nesis 20: 7), pero murió fuera de Jerusalé n (“Y MURIÓ ABRAHAM en buena vejez... Y LO SEPULTARON ISAAC E ISMAEL SUS HIJOS EN LA CUEVA DE MACPELA”- Gé nesis 25: 8-9).
De igual modo, Moisé s era tambié n profeta (“Y nunca má s se levantó PROFETA en Israel COMO MOISÉ S”- Deut. 34: 10), pero murió fuera de Jerusalé n (“Y MURIÓ ALLÍ MOISÉ S SIERVO DE י ה ו ה , EN LA TIERRA DE MOAB”- Deut. 34: 5)
2) Jesú s mintió, pues dijo que no habí a verdad en Sataná s y sus demonios (“EL [SATANÁ S] HA SIDO HOMICIDA desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, PORQUE NO HAY VERDAD EN É L”- Juan 8: 44). Es que, si los demonios nunca dicen la verdad, entonces los demonios mienten, cuando dicen que Jesú s es el hijo de Dios (“Tambié n SALÍ AN DEMONIOS de muchos, DANDO VOCES Y DICIENDO: TÚ [JESUS] ERES EL HIJO DE DIOS”- Lucas 4: 41)
3) Jesú s mintió, pues dijo que volverí a antes de que sus discí pulos acabasen de recorrer todas las ciudades de Israel (“porque de cierto os digo, que NO ACABARÉ IS DE RECORRER TODAS LAS CIUDADES DE ISRAEL, ANTES QUE VENGA EL HIJO DEL HOMBRE”- Mateo 10: 23). Y, ya que todos sus discí pulos murieron, sin que el Hijo del hombre haya venido, concluimos que su promesa fue fraudulenta.
4) Jesú s mintió, pues dijo que volverí a en breve (“El que da testimonio de estas cosas dice: CIERTAMENTE VENGO EN BREVE”- Apocalipsis 22: 20) Y, como ningú n hombre racional de su é poca, habrí a considerado como “breve” los 2, 000 añ os que han transcurrido sin que Jesú s acabe de “volver”, pues el reclamo de que habrí a de venir “en breve” es sencillamente falso.
5) Jesú s mintió, pues se jactó de tener el poder para hacer que el apó stol Juan no muriese, sino que permaneciese vivo hasta su retorno (“Volvié ndose Pedro, vio que les seguí a [Juan] el discí pulo a quien amaba Jesú s... Cuando Pedro le vio, dijo a Jesú s: Señ or, ¿ y qué de é ste? Jesú s le dijo: SI QUIERO QUE É L QUEDE HASTA QUE YO VENGA, ¿ QUÉ A TI? Sí gueme tú ”- Juan 21: 20-22).
Y esto era falsa jactancia, pues Juan no solamente murió, sino que, el mismo Evangelio, desmiente el alegato (“Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discí pulo no morirí a. Pero JESÚ S NO LE DIJO QUE NO MORIRÍ A, SINO: SI QUIERO QUE É L QUEDE HASTA QUE YO VENGA, ¿ QUÉ A TI? ”- Juan 21: 23)
6) Jesú s mintió, pues discriminó contra los gentiles, diciendo que solo habí a sido enviado a las ovejas perdidas de la casa de Israel (“NO SOY ENVIADO SINO A LAS OVEJAS PERDIDAS DE LA CASA DE ISRAEL”- Mateo 15: 24; “POR CAMINO DE GENTILES NO VAYÁ IS, Y EN CIUDAD DE SAMARITANOS NO ENTRÉ IS... ”- Mateo 10: 5-6.
Pero los mismos escritos cristianos admiten que, el anterior reclamo, es falso, pues citan tanto al apó stol Pedro, como los apó stoles Pablo y Santiago, afirmando que Dios no hace acepció n de personas (“Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo: Por verdad hallo que DIOS NO HACE ACEPCIÓ N DE PERSONAS”- Hechos 10: 34; “Porque NO HAY ACEPCIÓ N DE PERSONAS PARA CON DIOS”- Romanos 2: 11;
“Mas SI HACÉ IS ACEPCIÓ N DE PERSONAS, COMETÉ IS PECADO, Y SOIS RECONVENIDOS DE LA LEY”- Santiago 2: 9)
7) Jesú s mintió, pues dijo que estarí a tres dí as y tres noches en “el corazó n de la Tierra” [o “en la tumba”], como esta escrito: “Porque como estuvo Joná s en el vientre de la ballena tres dí as y tres noches, ASÍ ESTARÁ EL HIJO DEL HOMBRE EN EL CORAZÓ N DE LA TIERRA TRES DÍ AS Y TRES NOCHES”- Mateo 12: 40.
Y esto ú ltimo es falso, pues el mismo evangelio afirma que Jesú s murió el viernes en la tarde (“era dí a de la preparació n, y ESTABA POR COMENZAR EL DÍ A DE REPOSO
[es decir, el Sá bado Judí o, que comienza a las 6: 00 pm del Viernes]”- Lucas 23: 54), y que Jesú s [alegadamente] resucita al amanecer del pró ximo Domingo (“EL PRIMER DÍ A DE LA SEMANA [ES DECIR, EL DOMINGO, QUE ES EL PRIMER DÍ A DE LA SEMANA JUDÍ A], MARÍ A MAGDALENA FUE DE MAÑ ANA, SIENDO AUN OSCURO, AL SEPULCRO; Y VIO QUITADA LA PIEDRA DEL SEPULCRO [señ alando de este modo que el Nazareno ya habí a salido del corazó n de la tierra]”- Juan 20: 1).
Y, como solamente hay dos noches [y no tres] entre la tarde del Vienes, y la mañ ana del Domingo, concluimos que Jesú s en efecto mintió, cuando dijo que estarí a tres noches en el corazó n de la Tierra.
8) Yeshua mintió, cuando dijo que la Ley ordenaba al Judí o aborrecer a su enemigo (“OÍ STEIS QUE FUE DICHO: AMARÁ S A TU PRÓ JIMO, Y ABORRECERÁ S A TU ENEMIGO”- Mateo 5: 43). ¿ Y por que es falsa esta aseveració n? Pues porque, en toda la Ley, no hay un solo texto que diga literalmente eso.
De hecho, la Ley dice lo contrario; cuando ordena que mostremos bondad hacia el enemigo, como esta escrito- “SI ENCONTRARES EL BUEY DE TU ENEMIGO O SU ASNO EXTRAVIADO, VUELVE A LLEVÁ RSELO. SI VIERES EL ASNO DEL QUE TE ABORRECE CAÍ DO DEBAJO DE SU CARGA, ¿ LE DEJARÁ S SIN AYUDA? ANTES BIEN LE AYUDARÁ S A LEVANTARLO”- É xodo 23: 4-5.
9) Jesú s mintió, cuando dijo que, la gente que pide señ al, encarna una generació n mala y adultera (“El [Jesú s] respondió y les dijo: LA GENERACIÓ N MALA Y ADÚ LTERA DEMANDA SEÑ AL”- Mateo 12: 39).
Y esto ú ltimo es completamente falso, pues los grandes siervos de Dios [Abraham, Moisé s, Gedeó n, Ezequí as, etc] a menudo pidieron señ ales. De hecho, en algunos casos, el mismo Creador les alentó a que pidieran una señ al (“PIDE PARA TI SEÑ AL DE י ה ו ה TU DIOS, demandá ndola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto”- Isaí as 7: 11).
En otros casos, el Creador ni siquiera esperó a que se le pidiese una señ al, sino que se adelantó a ofrecerla (“Y ESTO TE SERÁ POR SEÑ AL DE QUE YO TE HE ENVIADO: cuando [tú, Moisé s] hayas sacado de Egipto al pueblo, serviré is a Dios sobre este monte”- É xodo 3: 12).
De hecho, Dios no solamente permite que su Pueblo pida una señ al, sino que espera que no crea en la primera ni en la segunda señ al (“Y SI AÚ N NO CREYEREN A ESTAS DOS SEÑ ALES, NI OYEREN TU VOZ, TOMARÁ S DE LAS AGUAS DEL RÍ O Y LAS DERRAMARÁ S EN TIERRA; y se cambiará n aquellas aguas que tomará s del rí o y se hará n sangre en la tierra”- É xodo 4: 9).
La historia del rey Ezequí as, quizá s sea la que mejor ilustre la falsedad que implica alegar que, solo la gente mala y adultera, pide señ al de un profeta.
Es que, aunque el mismo Creador da testimonio de que David era “padre” de Ezequí as (es decir que, al igual que David, Ezequí as contaba con el favor Divino), cuando Isaí as informa a Ezequí as que sanará de su enfermedad, este ú ltimo procede a pedir a una señ al del profeta, la cual el ú ltimo no vacila en proveer. Como esta escrito:
“Así dice י ה ו ה, el Dios de DAVID TU PADRE: Yo he oí do tu oració n, y he visto tus lá grimas”- 2 Reyes 20: 5; “Y Ezequí as habí a dicho a Isaí as: ¿ QUÉ SEÑ AL TENDRÉ DE QUE י ה ו ה ME SANARÁ, y que subiré a la casa de י ה ו ה al tercer dí a? ”- 2 Reyes 20: 8;
“Respondió Isaí as: ESTA SEÑ AL TENDRÁ S DE י ה ו ה , DE QUE HARÁ י ה ו ה ESTO QUE HA DICHO: ¿ Avanzará la sombra diez grados, o retrocederá diez grados? Y Ezequí as respondió: Fá cil cosa es que la sombra decline diez grados; pero no que la sombra vuelva atrá s diez grados. ENTONCES EL PROFETA ISAÍ AS CLAMÓ A י ה ו ה ; E HIZO VOLVER LA SOMBRA POR LOS GRADOS QUE HABÍ A DESCENDIDO en el reloj de Acaz, diez grados atrá s”- 2 Reyes 20: 9-11.
En conclusió n, Yeshua (Jesú s de Nazaret, paz sea con é l) no pudo haber sido el Mesí as descrito por el profeta Isaí as como “no teniendo engañ o en su boca”. ¿ Por que? Pues porque, los escritos Nazarenos, ponen en boca de Yeshua engañ os que son demasiado grandes (y demasiado graves) como para que podamos pasarlos por alto.
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