¿Por que rehusan los creyentes Samaritanos (Hebreos) aceptar a Jesús como su supremo salvador y Mesías?
El Dios de Israel (bendito sea), encargó rigurosamente a su Pueblo el perseguir un estilo de vida é tico y moral. Y, el aspecto mas relevante de tal estilo de vida, consiste en abrazar la verdad, rechazando todo aquello que tenga visos de ser falso, incierto, dudoso, o contradictorio. Como esta escrito: “DE PALABRA DE MENTIRA, TE ALEJARÁ S”- É xodo 23: 7. Y tambié n dice en otro lugar: “Estas son las cosas que habé is de hacer: HABLAD VERDAD CADA CUAL CON SU PRÓ JIMO; [Y] JUZGAD SEGÚ N LA VERDAD…”- Zacarí as 8: 16.
Así las cosas, el creyente que desee ser fiel a la verdad, esta forzado a abstenerse de consentir con cualquier postura teoló gica que parta de la conjetura, o cuyo fundamento sea uno de naturaleza dudosa, incierta, o contradictoria. ¿ Por que? Pues porque, de así hacerlo, podrí a encontrarse a sí mismo dando testimonio de algo que resulte [a la postre] ser poco mas que un ingenioso ardid [violando de ese modo el mandamiento que le prohibí a mentir].
Esto ú ltimo, es particularmente cierto cuando se trata de la noble teologí a Cristiana; una teologí a que no solamente niega y contradice las verdades reveladas por Dios al pueblo de Israel, sino que hasta se contradice a sí misma, tal y como si sus autores hubiesen querido [desde el arranque] hacer de tal teologí a el equivalente ideoló gico de “un rí o revuelto”- un ambiente idó neo para “la pesca de hombres” [es decir, para el engañ o de las almas incautas e ingenuas]. Y, esto ú ltimo, esta intimado en el pasaje evangé lico que afirma que Jesú s deseaba que sus seguidores se convirtiesen en “pescadores de hombres”.
Como esta escrito: “VENID EN POS DE MI, Y OS HARÉ PESCADORES DE HOMBRES”- Mateo 4: 19, Marcos 1: 17, & Lucas 5: 10. Note como, el que el Evangelio sugiera que la misió n de los apó stoles fuese el hacerse “pescadores de hombres”, pone en entredicho la integridad de la teologí a cristiana. Es que, la imagen que se evoca, es aquella de un pescador; uno que sabe que, su anzuelo, no es [en si mismo] lo suficientemente atractivo como para hacer que el pez desee morderlo.
¿ Que hace entonces el pescador? Pues recurre a la trampa y al engañ o, escondiendo su dañ ino anzuelo detrá s una seductora y apetecible carnada. Y, lo que todo esto sugiere, es que, el propó sito de la teologí a cristiana, no es presentar la verdad histó rica de los hechos, sino el presentar una narrativa tan seductora, tan arrolladora, y tan emocionalmente gratificante, que se nos haga prá cticamente imposible rechazarla. Como dice el evangelio: “PERO ESTAS COSAS SE HAN ESCRITO [NO PARA INFORMAR ACERCA DE LA VERDAD OBJETIVA DE LOS HECHOS HISTÓ RICOS, SINO] PARA QUE CREÁ IS QUE JESÚ S ES EL CRISTO”- Juan 20: 31.
Y esto a su vez explica el hecho de que, el cristianismo, adule el ego [e inflame las pasiones] de sus potenciales adeptos. ¿ Como? Pues asegurá ndoles que su confianza en la teologí a cristiana garantiza que recibirá n las ricas promesas hechas por Dios a Israel, pero sin necesidad de asumir las correspondientes responsabilidades”. Esto ú ltimo, es la versió n teoló gica del famoso “Fraude Nigeriano”. Un fraude donde se explota la codicia por dinero fá cil que caracteriza al mundo occidental.
El fraude consiste en que, una humilde y devota viuda nigeriana, promete regalar una millonaria suma de dinero a cualquier extranjero que tenga la suficiente fe en ella como para darle acceso a su cuenta bancaria [algo así como cuando la teologí a cristiana dice a sus adeptos que la salvació n es por fe, y no por obras; para luego insistir en que esos mismos adeptos “hagan la obra” de dar sus diezmos y ofrendas].
La realidad es que, el fraude y la falsedad implí cita en la idea de “pescar hombres”, explica el hecho de que, la Escritura Hebrea, no registre ningú n caso de algú n pescador que haya sido llamado jamá s al ministerio profé tico. De hecho, ya que la gente honesta y objetiva, no necesita ser seducida a “tragarse” ninguna gran verdad [pues, cuando una verdad es realmente grande, se hace a si misma auto-evidente, como es el caso con la belleza de una mujer hermosa; como es el caso con la seguridad econó mica que provee la posesió n de oro, de plata, y de piedras preciosas; como es el caso con lo intenso del brillo Solar; y como es el caso con la inmutabilidad de los cambios de estaciones], no debe entonces sorprendernos el descubrir que, la Escritura Hebrea, no registra un solo caso de algú n Israelita (sin importar si tal Israelita era un patriarca, un rey, un profeta, o un sacerdote) que hubiese tratado de convencer a algú n gentil para que creyese en la veracidad de la Ley de Dios, o para que aceptase la verdad de la fe Mosaica.
Así las cosas, los Hebreos está n justificados en rechazar como incierto el reclamo cristiano que afirma que, Jesú s (paz sea con é l), es el primogé nito hijo de Dios. ¿ Por que? Pues porque es un reclamo dudoso, ya que contradice la verdad Divina mostrada en É xodo 4: 22, donde se afirma que, el primogé nito hijo de Dios, no es otro sino Israel («Y dirá s a Faraó n: י ה ו ה ha dicho así: ISRAEL ES MI HIJO, MI PRIMOGENITO»- É xodo 4: 22).
De igual modo, el creyente Hebreo esta justificado en rechazar el reclamo cristiano que afirma que, Jesú s de Nazaret, nunca cometió pecado alguno. ¿ Por que? Pues porque es un reclamo dudoso, ya que contradice la verdad Divina mostrada en Eclesiasté s 7: 20, donde se afirma que no hay hombre justo que haga solamente el bien, sin nunca pecar (“Ciertamente NO HAY HOMBRE JUSTO EN LA TIERRA, QUE HAGA EL BIEN Y NUNCA PEQUE”- Eclesiasté s 7: 20).
El creyente Hebreo, tambié n esta justificado en rechazar el reclamo cristiano que afirma que, Jesú s de Nazaret, murió por los pecados ajenos. ¿ Y por que? Pues porque es un reclamo incierto y dudoso, ya que contradice la verdad mostrada tanto en Deuteronomio 24: 16, como en Jeremí as 31: 30, donde se afirma que cada cual habrá de morir por su propia maldad [y no por la maldad ajena]. Como esta escrito: (1) “Los padres no morirá n por los hijos, ni los hijos [morirá n] por los padres; CADA UNO MORIRÁ POR SU [PROPIO] PECADO”- Deuteronomio 24: 16; (2) “SINO QUE CADA CUAL MORIRÁ POR SU PROPIA MALDAD…”- Jeremí as 31: 30.
En adició n, los Hebreos está n justificados en rechazar como incierto y contradictorio, el reclamo cristiano que afirma que, quien ha visto a Jesú s, ha visto tambié n a “Dios el Padre” (“EL QUE ME HA VISTO A MÍ, HA VISTO AL PADRE …”- Juan 14: 9). ¿ Por que? Pues porque es incierto y dudoso, ya que, en otro lugar, el cristianismo afirma lo contrario- que nadie ha visto jamá s a Dios [el Padre]. Como esta escrito: “NADIE HA VISTO JAMÁ S A DIOS”- 1 Juan 4: 12.
Finalmente, el creyente Hebreo esta obligado a rechazar el reclamo cristiano que alega que, fuera del hombre llamado Jesú s, no hay salvació n alguna para el ser humano. Como esta escrito: “Este Jesú s es la piedra… Y EN NINGÚ N OTRO HAY SALVACIÓ N; PORQUE NO HAY OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO, DADO A LOS HOMBRES, EN QUE PODAMOS SER SALVOS”- Hechos 4: 11-12. ¿ Y por que esta obligado a rechazar tal reclamo? Pues porque es incierto y dudoso, ya que contradice la verdad divina revelada previamente en Isaí as 43: 11, donde se afirma que no hay salvació n alguna fuera de י ה ו ה [Adonai Yah]. Como esta escrito: “YO, YO י ה ו ה ; Y, FUERA DE MÍ, NO HAY QUIEN SALVE”.
En adició n, el evangelio reclama que, el salvador cristiano, era “hijo de hombre” (“Porque EL HIJO DEL HOMBRE HA VENIDO PARA SALVAR LO QUE SE HABÍ A PERDIDO”- Mateo 18: 11); y esto ú ltimo contradice la verdad Divina, que muestra que no hay salvació n en ningú n “hijo de hombre”. Como esta escrito: “NO CONFIÉ IS en los prí ncipes, ni EN HIJO DE HOMBRE, PORQUE NO HAY EN É L SALVACIÓ N”- Salmo 146: 3.
Pero, si la Teologí a Cristiana es tan incierta y dudosa, ¿ como explicamos el hecho de que muchos cristianos experimenten el Espí ritu Santo, experimenten milagros, y hasta experimenten la profecí a? Pues lo explicamos de forma muy sencilla: Verá usted, en su infinita misericordia, el Creador ha decidido recompensar todas y cada una de las buenas obras que realiza el individuo [¡ aun si este ú ltimo se encuentra bajo el juicio Divino! ]. Por ejemplo, poco tiempo despué s de haber estado a punto de ser ejecutado por el á ngel que se interpuso en su camino (Nú meros 22: 33), el profeta Balaam compuso siete altares, donde procedió a ofrendar al Creador siete sacrificios de becerros y carneros (Nú meros 23: 1-2).
¿ Y cual fue el resultado de estos sacrificios? Pues que el Creador procede a recompensar a Balaam, dá ndole la revelació n profé tica que tanto anhelaba. Y, este concepto, no es exclusivo de la fe Hebrea; pues el evangelio pone en boca del Nazareno el alegar que, al final de los tiempos, muchos que obraron milagros y prodigios, terminará n perdié ndose. Como esta escrito: “MUCHOS ME DIRÁ N en aquel dí a: señ or, señ or, ¿ NO PROFETIZAMOS EN TU NOMBRE, Y EN TU NOMBRE ECHAMOS FUERA DEMONIOS, Y EN TU NOMBRE HICIMOS MUCHOS MILAGROS? Y ENTONCES LES DECLARARÉ: NUNCA OS CONOCÍ; APARTAOS DE MÍ, HACEDORES DE MALDAD» (Mateo 7: 22-23).
¡ Que el Dios de Israel tenga misericordia de su Pueblo, y que bendiga y dirija a nuestros amados hermanos Cristianos!
No ha entendido claramente cual es el mensaje del Samaritanismo Reformado, el hombre que rehú sa juzgar (y tratar) justamente a su pró jimo; el hombre que no se solidariza con los que sufren injustamente; el hombre que no es bondadoso para con los niñ os; el hombre que no es considerado con los ancianos; el hombre que siembra discordia entre los hermanos, entre esposo y esposa, entre padres e hijos; el hombre que adula a los pecadores; ni el hombre que rehú sa mostrar a sus semejantes, el mismo honor y respeto que desearí a que se le mostrase a si mismo.
Воспользуйтесь поиском по сайту: