El Mesías de Pablo fue una invención de la envejecida imaginación del apóstol

El Mesí as de Pablo fue una invenció n de la envejecida imaginació n del apó stol

El apó stol Pablo era un hombre bueno y santo. Pero, desafortunadamente, el Mesí as de Pablo fue una invenció n de su envejecida imaginació n. ¿ Por que? Pues porque las palabras que a Jesú s (paz sea con é l) atribuye el evangelio tienen poco que ver con la tardí a teologí a esbozada por el noble apó stol. ¿ Y como lo sabemos? Pues lo sabemos por el hecho de que Jesú s mismo declaró ser un hombre que difundí a el mensaje que habí a escuchado de Dios: un llamado al arrepentimiento, así como a la obediencia a los 10 mandamientos de la Ley Divina.
Como esta escrito: «Pero ahora buscá is matarme a mí, un hombre que les ha dicho la verdad que escuché de parte de Dios... Desde entonces, Jesú s comenzó a proclamar: Apá rtense de sus pecados, porque el reino de los cielos está cerca... Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos »- Juan 8: 40, Mateo 4: 17, y Mateo 19: 17. Por otro lado, Pablo difundió en cambio un mensaje totalmente distinto: que Jesú s no era un hombre, sino el mismo Dios; y que Jesú s querí a que los hombres ignorasen completamente la Ley, para abrazar en cambio la idea de “la salvació n por fe” (sin necesidad alguna de obedecer nada de lo que Dios habí a ordenado en la Ley).

¿ Que es el Mesí as Redentor?

La Escritura Hebrea enseñ a que el perdó n de los pecados [y por ende la salvació n del hombre] viene por el arrepentimiento sincero; un arrepentimiento que quebranta nuestros corazones, y hace que nos volvamos del camino de iniquidad. Como esta escrito: «El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa, y se aparta, alcanzará misericordia»- Proverbios 28: 13; «Los sacrificios de Dios, son el espí ritu quebrantado; al corazó n contrito y humillado, no despreciaras tu, oh Dios [negá ndole el perdó n]»- Salmo 51: 17;
«Quizá oiga la casa de Judá todo el mal que yo ( י ה ו ה ) pienso hacerles, y se arrepienta cada uno de su mal camino, y yo perdonaré su maldad y su pecado» - Jeremí as 36: 3; «Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo ( י ה ו ה ) oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados... » - 2 Cró nicas 7: 14.
Y, ya que la redenció n del hombre viene por el arrepentimiento, todo aquel [o todo aquello] que nos mueva a ese arrepentimiento (José, Moisé s, Aaró n, David, Jesú s, Juan el Bautista, Pablo, Muhammad, etc) es por antonomasia una manifestació n de ese redentor [o Mesí as] que viene a salvarnos. Como esta escrito: “Y vendrá el Redentor... [¿ a quienes ha de venir el Redentor? ] … a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob [es decir, a quienes abandonen la maldad]”- Isaí as 59: 20

¿ Es el Evangelio de Cristo el Nuevo Pacto prometido por Dios a Israel?

El Cristianismo es un camino perfectamente vá lido para agradar al Creador. Pero la noble teologí a Cristiana esta errada; pues no es correcto que el Evangelio [que predica “el abandono de la Ley”] sea el cumplimiento del “Nuevo Pacto” prometido por Dios en Jeremí as 31: 31 (“HE AQUÍ QUE VIENEN DÍ AS, DICE YHVH, EN LOS CUALES HARÉ NUEVO PACTO CON LA CASA DE ISRAEL y con la casa de Judá ”).
¿ Por que? Pues porque, cuando llegue ese “Nuevo Pacto”, Israel no abandonará la Ley [como promueve el Cristianismo], sino que la tendrá en cambio en lo mas profundo de su mente y de su corazó n (“Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel despué s de aquellos dí as, dice YHVH: DARÉ MI LEY EN SU MENTE, Y LA ESCRIBIRÉ EN SU CORAZÓ N... ”- Jeremí as 31: 33).
Cuando llegue ese “Nuevo Pacto”, todo Israel conocerá a Dios («Y NO ENSEÑ ARÁ MÁ S NINGUNO A SU PRÓ JIMO, NI NINGUNO A SU HERMANO, DICIENDO: “CONOCE A YHVH”; PORQUE TODOS ME CONOCERÁ N, desde el má s pequeñ o de ellos hasta el má s grande... ”- Jeremí as 31: 34);
Y, cuando llegue ese “Nuevo Pacto”, el Creador hará solamente bien a Israel, no teniendo que reprocharle sus pecados, ni su incredulidad en algú n Mesí as («Y me será n por Pueblo, y yo seré a ellos por Dios. Y LES DARÉ UN CORAZÓ N, Y UN CAMINO, PARA QUE ME TEMAN PERPETUAMENTE, PARA QUE TENGAN BIEN ELLOS, Y SUS HIJOS DESPUÉ S DE ELLOS. Y HARÉ CON ELLOS PACTO ETERNO, QUE NO ME VOLVERÉ ATRÁ S DE HACERLES BIEN, Y PONDRÉ MI TEMOR EN EL CORAZÓ N DE ELLOS, PARA QUE NO SE APARTEN DE MÍ. Y me alegraré con ellos hacié ndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazó n y de toda mi alma. Porque así ha dicho YHVH: “Como traje sobre este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre ellos todo el bien que acerca de ellos hablo”»- Jer. 32: 38-42).