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Evidentemente una guerra santa




Bajo la presiуn de los pueblos turcos los avaros habнan emigrado hacia el oeste. Era un pueblo perteneciente a la etnia de los hunos, probablemente protomongуlico, un pueblo de jinetes que vivнa en las estepas del Asia central. En la segunda mitad del siglo vi ocuparon la llanura del Tisza y todo el territorio del Danubio medio durante mбs de doscientos aсos. Hacia el 550 aparecieron tambiйn en la franja oriental de Germania y en la dйcada siguiente, cuando empezaron a crear un gran reino entre los Alpes orientales y el mar Negro, gobernado enйrgicamente por Khagбn Baiбn, fueron combatidos por el merovingio Si-giberto I. Cierto que en el 561 los venciу en el Elba medio, pero cinco aсos despuйs hubo de obtener la paz mediante el pago de un tributo. '

Con amplios contingentes de tropas auxiliares eslavas continuaron atacando los Balcanes. Los germanos y sбrmatas que habitaban la regiуn del Danubio se mezclaron en parte con ellos. En el 506, aliбndose con los longobardos, aniquilaron a la tribu germбnica oriental de los gйpidos. Y, cuando en el 568 los longobardos avanzaron hacia Italia, avaros y eslavos invadieron las regiones abandonadas de Panonia-No-ria, pasando asн a ser los vecinos orientales de Baviera. Pero su avance apuntaba preferentemente hacia el sur, y sobre todo a Constantinopla, cuyos aliados habнan sido en tiempos. En el 626 la cercaron del lado europeo junto con eslavos, gйpidos, bъlgaros y otras tropas auxiliares, mientras que los persas la cerraban por la parte asiбtica. La pequeсa flota eslava fue aniquilada y el ejйrcito de tierra fracasу frente a las murallas inexpugnables. Cuando el hambre y las epidemias forzaron a los avaros a la retirada, al tiempo que tambiйn los persas cesaban en su empeсo, el prestigio de Khagбn se resintiу entre sus subditos y sus aliados siendo suplantada su soberanнa por los pueblos eslavos auxiliares en los Sъdeles eslavos, en Bulgaria y Dalmacia. Cierto que los avaros se rehicieron de nuevo hacia el 750 y que dominaron a los eslavos de su уrbita de poder mediante nueve campamentos rodeados por una muralla en forma de anillo, los llamados «anillos avaros». Eran puntos de apoyo, en los que se almacenaban alimentos, botines de guerra y tesoros incalculables, y donde se supone el centro del poder avaro al este de la selva vienesa. Pero entonces avanzу Carlos sobre ellos dбndoles el golpe mortal. 35

Despuйs de haberse apoderado de Baviera, a partir del 788 -en los documentos bбvaros se contaron los aсos «desde que el rey Carlos conquistу Baviera»- se comprometiу aъn mбs al servicio de la conversiуn de avaros y eslavos, la guerra y la predicaciуn continuaron sobre todo en el sureste. Los Annales regni Francorum aducen cual motivo principal de la apertura de hostilidades la aversiуn al cristianismo de los avaros, el crimen supuestamente enorme e intolerable «que los avaros habнan cometido contra la santa Iglesia y contra el pueblo cristiano, porque a travйs de los emisarios no se habнa podido obtener ninguna satisfacciуn... ». En realidad lo que quena el rey, un conquistador notorio, era la expansiуn, querнa evidentemente las tierras entre el Enns y el Danubio como una «Marca panonia».

En el 788 los avaros avanzaron con dos ejйrcitos hacia Baviera e Italia para salvar a Tassilo; pero llegaron demasiado tarde y en todas partes fueron rechazados. Cayeron a millares en los campos de batalla o en su huida perecieron en el Danubio. Y en el 791, al tiempo que tropas italianas al mando del duque de Istria irrumpнan por el suroeste sobre el reino avaro, Carlos avanzу hacia Hungrнa con otros dos grandes cuerpos de ejйrcito. Devastу el paнs a lo largo y ancho hasta el Raab, no sin haberlo preparado todo convenientemente con la Iglesia.

La aventura habнa empezado «con la ayuda de Dios», como siempre. Y, cuando el 5 de septiembre las tropas alcanzaron el Enns, que era la frontera con los avaros, se hizo un alto con tres dнas de rogativas, en las que «todos caminaron descalzos», como escribнa Carlos a su esposa Fastrada. A ello se sumaron numerosos servicios religiosos. Cada obispo y cada sacerdote hubo de contribuir con tres misas y cada canуnigo y cada monje con tres recitaciones del Salterio para «conjurar el azote de la guerra» (Ahlheim), que de hecho empezaba a extenderse por amplios territorios. La situaciуn alentу ademбs a un ayuno general; pero cualquiera pudo ya eximirse del mismo adquiriendo con dinero la «licencia» para beber vino o comer carne. Con todo ello se solicitaba fervorosamente -como escribe el analista oficial- el «auxilio de Dios para la salvaciуn del ejйrcito y la ayuda de nuestro Seсor Jesucristo para la victoria y la venganza contra los avaros». Sobre ellos descargу en seguida «un terror enviado por el Seсor», pues «Cristo conducнa a su pueblo»; y tambiйn el cristianнsimo rey, habrнa que aсadir: acompaсado por su preboste, Angilram, obispo de Metz, que allн muriу; el obispo Sindpert de Ratisbona, que corriу igual suerte, los obispos Arno de Saizburgo y Arno de Freising con muchos otros clйrigos. En resumen, todos se aplicaron a la obra piadosa: «se llevу a cabo una labor increнble, que hizo germinar la semilla del cristianismo en los surcos que la espada de Carlomagno habнa abierto» (Daniel-Rops). 36

Mas como los avaros no presentaban ninguna batalla campal y como el terreno cubierto de bosque y pantanos impedнa cualquier ofensiva, habiйndose desatado ademбs una epidemia en el ejйrcito, que se llevу a algunos hombres pero sobre todo a nueve dйcimas partes de los caballos y miles de animales, resultу imposible cualquier persecuciуn ulterior; por lo cual hubo que interrumpir el primer ataque sin haber logrado nada. Asн y todo, se obtuvo un primer йxito parcial y Carlos -que evidentemente llevaba a cabo «una guerra santa, al final de la cual sуlo podнa estar el triunfo completo y la conversiуn del enemigo» (Kalck-hoff)- consiguiу sacar de su empresa sacra un inmenso botнn asн como una gran multitud de prisioneros.

Mas no cediу. Al aсo siguiente (792) mandу construir con barcas un pontуn flotante para hacer mбs fбcil la travesнa del Danubio. Y en el 793 ordenу unir el Main con el Danubio mediante una «gran zanja», la «zanja de Carlos»; que era como enlazar el centro del reino franco con el sureste. Es la ъnica tentativa conocida en Occidente a comienzos de la Edad Media (por motivos evidentemente estratйgicos) de construcciуn de un canal; tentativa que por lo demбs fracasу a causa de la continuas lluvias y por dificultades tйcnicas. 37

En el 795 tropas francas a las уrdenes de Pipino, hijo de Carlos y virrey de Italia, y del margrave Erich de Friul, atacaron de nuevo a los avaros en Hungrнa meridional. Ello provocу entre йstos una sublevaciуn y el asesinato de sus prнncipes. Se conquistу el «anillo» o campamento (kьrijдn) principal del interior del paнs; la fortaleza real avara fue saqueada, obteniйndose con una cantidad ingente de oro y plata, amontonada allн durante siglos; joyas y armas fueron robadas y enviadas a Carlos en Aquisgrбn. Con «mano dadivosa» distribuyу йl parte de aquellos tesoros a los obispos, hasta la misma Inglaterra, aunque al seсor papa le enviу «una gran parte». Toda la cristiandad occidental se regocijу «con el tesoro obtenido por la gracia de Cristo».

Y pronto volviу a regocijarse. Pues ya al aсo siguiente, cuando Tu-dun, un prнncipe avaro, se hizo bautizar en Aquisgrбn, Pipino, hijo de Carlos, acompaсado de nuevo por obispos y prelados de Saizburgo, Pas-sau, Aquileya y otros lugares de Italia, penetrу en el «anillo» y lo destruyу. Pero ya antes continuу haciendo enormes botines de piedras y metales preciosos, cuyo destino fue asimismo Aquisgrбn, donde probablemente se montу entonces un tesoro especial. (Durante los siglos vi y vil los khaganes avaros habнan arrancado de Bizancio pagos anuales de hasta 120. 000 sуlidos; con la repentina afluencia de tesoros el valor de los metales preciosos debiу de bajar en el reino franco aproximadamente un tercio de su cotizaciуn. ) Quince carretas tirada cada una por cuatro bueyes, fueron necesarias para transportar la increнble rapiсa de «la guerra santa» hasta las manos de Carlos en Aquisgrбn. No se recuerda, comenta Einhard con entusiasmo, ninguna otra guerra en la cual los francos se enriqueciesen con un botнn tan grande. Y aunque laico (que sin duda figurу al frente de muchas iglesias), agrega en tono mojigato que «con razуn puede decirse que los francos habнan despojado legнtimamente a los hunos de lo que йstos antes habнan arrebatado a otros pueblos de forma ilegнtima».

Pero las campaсas se prolongaron todavнa mucho tiempo hasta el sometimiento de los avaros; incursiones armadas hubo todavнa los aсos 797, 799, 802 y 803. «Los margraves friulanos y de la marca oriental estuvieron de continuo en pie de guerra» (Zцllner); con «casi cada aсo una nueva acciуn» (Brackmann).

Se discute ciertamente la dureza de la guerra. Los Anales reales ocultan ciertamente las atrocidades cometidas; otras fuentes informan de las grandes crueldades cometidas por los francos. Tambiйn Einhard escribe que Carlos llevу a cabo la empresa con mayor pasiуn y esfuerzo que todas las otras, «con la mбxima obstinaciуn». «La Panonia despoblada por completo y la destrucciуn de la residencia del khan, donde hoy no es posible encontrar rastro alguno de vida humana, son testigos de las muchas batallas sangrientas, que se combatieron esos aсos. En ellas sucumbiу toda la nobleza huna, y con ella su fama. »

Los avaros se levantaron repetidas veces contra sus opresores; en el 799 derrotaron al margrave Erich de Friul en Fiume, en una batalla por la elevada fortaleza de Tersatto (Tarsatica), y poco despuйs al prefecto real (gobernador) de Baviera Geroнd I, cuсado de Carlos, un paladнn de dotes y dinamismo singulares, cuyo recuerdo se mantuvo vivo especialmente en el monasterio de Reichenau, «ensalzado como un mбrtir» (Stormer). Tambiйn cayeron en la guerra los margraves Erich Kadaloh y Gotchram. Y asн en el 803 toda Hungrнa occidental, hasta cerca de la actual Belgrado, quedу incorporada de alguna manera al reino franco como «Marca panonia».

En el 826 se menciona por ъltima vez a los avaros. De hecho desaparecieron de la historia. Y durante el reinado de Carlos nada impresionу tanto a los historiadores y poetas coetбneos y posteriores -que en numerosos poemas exaltaron a Pipino, hijo de Carlos como caudillo de las campaсas- como el expolio del inmenso tesoro de los avaros y la total destrucciуn de su reino. Un siglo despuйs todavнa se alude al «desierto» al este de Baviera. Y todavнa en el siglo xx se entusiasmaron los historiadores por semejante hazaсa del «gran» franco, pasmбndose de las consecuencias, la secuela de la miseria, de la nueva miseria, el continuado derramamiento de sangre y el expolio permanente. Mбs aъn, se trataba naturalmente una vez mбs de una «proeza», de un «mйrito icomparable de Carlomagno a la historia alemana» (Heuwieser). Pues, «sin la guerra de Carlos contra los avaros no hubieran sido posibles las campaсas de Enrique el Leуn contra los vendos ni las batallas prusianas de los caballeros alemanes» (Klebel). Y naturalmente esa acciуn del rey constituye precisamente «una йpoca decisiva... para la historia de la Iglesia austrнaca» (Tomek).

Pero mientras rey e Iglesia nadaban en las riquezas robadas sangrientamente, la miseria y el hambre cundнan entre el pueblo. Como a lo largo de todo el reinado de Carlos apareciу una vez mбs la hambruna y la desnutriciуn crуnica, multiplicбndose los pordioseros. Y esto no sуlo a consecuencia de las catбstrofes naturales, las inundaciones, las epidemias, sino tambiйn y sobre todo a causa de las espantosas condiciones sociales, de la explotaciуn continuada por parte de los potentes, de la clase superior: con el aumento de gabelas, el agravamiento de los impuestos por encima de lo permitido, con el alza de los precios, el fraude en pesos y medidas, el endeudamiento, la pignoraciуn, el robo de las propiedades... Desde el perнodo de los merovingios cristianos los pobres no sуlo estaban oprimidos sino que eran despreciados; las gentes pudientes los sentнan como una carga, en tiempos de carestнa azuzaban a los perros contra los indigentes y hasta los obispos hubieron de prohibir la presencia de los pordioseros con jaurнas de perros. Regularmente apoyaron a iglesias y monasterios «sуlo algunos hombres, elegidos por el clero» (Mollat), en el perнodo carolingio habitualmente 12 segъn parece. Y por tal preeminencia hubieron de realizar todas las contraprestaciones posibles.

En tiempos de penuria los pobres comнan pan de granos de uva, raнces de helйcho y hierba. No son pocos los anales carolingios que consignan al menos las catбstrofes por hambre. En el 784 «en Galia y en Germania sucumbiу un tercio de la poblaciуn... ». «Muchos recogнan a los hambrientos en su casa, los mataban y los ponнan en salmuera», «la gente se comнa a la gente, los hermanos a sus hermanos, las madres a sus hijos». їQuй podнa hacerse para remediarlo? Responde Pie-rre Richй: «Sуlo se podнa rezar mбs para acelerar el final de la йpoca mala».

Mas a quienes enseсaban al pueblo, que pasaba hambre y que a veces de hambre morнa, les iba bien, y a muchos cada vez mejor. Pues, como se habнan aprovechado del asesinato de los sajones, tambiйn ahora se beneficiaron de la guerra contra los avaros. Resultу altamente valiosa, sobre todo para la Iglesia austrнaca, que a lo largo de un milenio, hasta la secularizaciуn de 1803, se hizo inmensamente rica. 38

 

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