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Soberanнa exclusiva y antijurнdica de Carlos y el comienzo de la guerra pro papa




Poco antes de morir el papa Esteban a finales de enero del 772 habнa muerto Carlomбn (tras haber hecho grandes donaciones a iglesias y monasterios, y especialmente a la catedral de Reims y a la abadнa de Saint-Denis) el 4 de diciembre del 771, junto a los bellos bosques de Laon donde le gustaba cazar. Sуlo tenнa veinte aсos. Tal desgracia impidiу probablemente una guerra fratricida que ya se perfilaba. Carlos, que por entonces frisaba probablemente los 30, se convirtiу en soberano de todo el reino franco. Con una flagrante violaciуn de la ley, toda vez que postergу el derecho hereditario de los dos hijos de Carlomбn, ambos todavнa niсos, y con una acciуn rбpida de saqueo se adueсу del reino de su hermano.

Se trataba en definitiva de una tradiciуn cristiana secular, tanto en el este como en el oeste. Y ademбs se daba en la familia, toda vez que de manera muy parecida ya Carlos Martell, abuelo de Carlos -ademбs (їy tambiйn? ) bastardo- habнa excluido a los herederos directos. Y Pipino, padre de Carlos, їno habнa tonsurado en el 754 a los hijos de su hermano, el depuesto Carlomбn, encerrбndolos en un monasterio y enterrando en йl para siempre su derecho de herencia? Los fundadores de Europa. Los grandes modelos europeos. ЎLos ideales de Europa!

Carlos corriу hacia Corbйny (un palacio carolingio en la antigua vнa romana entre Laon y Reims), distante sуlo unos kilуmetros del lugar en que habнa muerto su hermano, y convocу a sus nobles. Acudieron en su mayorнa, sin que faltasen ni obispos ni abades, y refrendaron el golpe de estado de Carlos. Los anales del reino mencionan, entre quienes se sometieron ante todo, «al obispo Wilhar de Sedunum (Sitien im Wallis), al sacerdote Folrad y a muchos otros eclesiбsticos». Y como la violencia precede al derecho -tambiйn y precisamente entre el alto clero-, pronto la gran violencia fue preludio de grandes ventajas. El violador del derecho, Carlos, se convirtiу en sucesor del reino de su hermano, que -segъn ya se dijo con un eufemismo jurнdico- le correspondнa «por derecho de expansiуn». Fue proclamado y ungido. Pero incluso mбs tarde sus documentos evitan cautelarmente hasta mencionar el nombre de Carlomбn. Su viuda Gerberga huyу con sus hijos al palacio del rey longo-bardo Desiderio.

Sobre la infancia y juventud de Carlos casi no sabemos nada, extraсamente. Hasta se discute el aсo de su nacimiento. A menudo -y de acuerdo con los anales supuestamente mбs fiables- se seсala como tal fecha el 2 de abril del 742. El nuevo Lexicуn des Mittelalters (todavнa inconcluso) da, sin embargo -de conformidad con otras fuentes pretendidamente de segunda categorнa- «el 2 de abril del 747». El dнa concreto procede de un antiguo calendario del monasterio de Lorsch.

Durante mucho tiempo se considerу tambiйn a Carlos como hijo nacido fuera de matrimonio; se creyу que habнa nacido antes de que se casasen sus padres: Pipino y Bertrada, hija del conde Cariberto de Laon; una relaciуn que sуlo aсos mбs tarde se convertirнa en verdadero matrimonio. Esto podrнa explicar, entre otras cosas, por quй no se entendiу con su hermano Carlomбn, nacido ciertamente dentro del matrimonio. Tambiйn se explicarнa perfectamente bien la sorprendente discreciуn de su biуgrafo Einhard, quien en su Vita Karoli Magni escribe: «Yo considero absurdo hablar del nacimiento, infancia y juventud de Carlos, ya que hasta ahora nunca se ha hablado de ello y hoy ya no vive nadie que pudiera informar al respecto».

Cierto que Einhard escribiу su famoso libro quince o veinte aсos despuйs de la muerte de Carlos; pero veinte aсos antes de esa fecha vivнa ya en el palacio del rey por entonces cincuentуn. Pronto entrу a formar parte de su cнrculo familiar mбs нntimo, sentбndose a su mesa y convirtiйndose en su confidente; por lo cual resulta totalmente inverosнmil que no hubiese oнdo nada sobre la infancia y juventud de su hйroe y que ni siquiera hubiese conocido la fecha de su nacimiento. Y sobre todo cuando el propio Einhard dice que Carlos hablaba casi de continuo, que se le podrнa considerar un «parlanchнn». Tambiйn Paulo el Diбcono cuenta que a Carlos le gustaba hablar de sus antepasados. Pero los Anales del reino sуlo lo mencionan por su nombre una ъnica vez antes de iniciar su gobierno (con la unciуn de Esteban II en Saint-Denis).

Por lo demбs, no es sуlo en tiempos recientes cuando se afirma que ya existнa una uniуn de Pipino y Bertrada al tiempo de nacer su hijo mayor. Como quiera que sea, eso encaja mejor con la imagen del «padre de Europa», para no hablar de su santidad, de la que en su tiempo los papas ciertamente nada dejaron vislumbrar. 14

El sucesor de Esteban fue Adriano I (772-795), que reinу mбs tiempo que ninguno de los papas que le precedieron.

Adriano, perteneciente a la nobleza romana, era ya el tercer papa de la casa Colonna, y a su vez un decidido favorecedor de sus parientes, que ocuparon los cargos mбs importantes del Estado. Su tнo Teodato era sochantre de la Iglesia y llevaba el tнtulo de cуnsul y dux. Su sobrino Pascual llegу a ser asimismo durante su gobierno preboste (primicerius: algo asн como el jefe de gobierno actual). Otro sobrino, Teodoro, alcanzу tambiйn gran influencia en Roma.

En polнtica exterior Adriano rompiу con la actitud prolongobarda que al final venнa manteniendo su predecesor. Pronto montу un frente contra Desiderio, que se negaba a devolver a la Iglesia romana algunas ciudades y territorios, fruto de las guerras de rapiсa de Pipino. Por orden papal tan pronto como Paulo Afiarta, partidario de los longobardos, regresaba de la corte de los mismos, fue apresado por el arzobispo Leуn de Ravenna, quien le hizo torturar y ejecutar. 15

La eliminaciуn de los cabecillas de la facciуn prolongobarda de la curia provocу de nuevo las amenazas y ataques del rey longobardo contra el Estado de la Iglesia, con los obligados incendios, saqueos y asesinatos. Y asн llegaron de nuevo los gritos de socorro del papa, en nada diferentes de los de su predecesor Esteban II, que en tiempos habнa llamado a Italia a Pipino, padre de Carlos. Y asн como en su tiempo el papa Esteban insistiу en la guerra, asн lo hizo tambiйn entonces el papa Ha-driano. Abiertamente le recordу a Carlos el ejemplo de Pipino. Repetidas veces le exhortу y presionу para que interviniera «contra Desiderio y los longobardos en el servicio de Dios, en favor de los derechos de san Pedro y para consuelo de la Iglesia», y para «completar la redenciуn de la santa Iglesia de Dios». De ese modo preparу el camino a la intervenciуn de Carlos en Italia, quien despuйs marcharнa cinco veces hacia el sur, anticipando las numerosas campaсas italianas, que en el futuro llevarнan a cabo los emperadores germбnicos.

Por lo demбs, Adriano, que probablemente era un diplomбtico mбs hбbil que Carlos y que intentaba sacar lo que rebus sнc stantibus podнa sacarse, sуlo vio tres veces personalmente al rey franco (quien prometнa gustoso, pero que una y otra vez retrasaba sus viajes a Roma). Entonces, cuando Desiderio se convirtiу tambiйn en defensor de los derechos de la viuda Gerberga, que habнa recurrido a йl, y de los hijos de Carlomбn menores de edad, a los que su «gran» tнo habнa arrebatado su herencia, la mitad del reino franco, йste tras larga deliberaciуn con sus nobles invadiу con (otra) guerra el reino longobardo, que junto al franco era el ъnico reino germбnico todavнa existente. Era el aсo 773. «En el mundo no habнa sitio para los dos» (Cartellieri).

їPor quй no?

Einhard dice a este respecto: «A ruegos del obispo Adriano de Roma emprendiу [Carlos] la guerra contra los longobardos. Era una guerra que ya su padre Pipino habнa acometido a instancias del papa Esteban, y no sin grandes dificultades, pues algunos nobles francos, con quienes habitualmente tomaba consejo, se pronunciaron tan resueltamente contra su propуsito, que incluso llegaron a declarar abiertamente que abandonarнan al rey y se volverнan a sus casas».

Tampoco esta vez tenнan los francos muchos deseos de sacar las castaсas del fuego al santo padre. Tambiйn esta vez se inclinaban por la paz. Pero el rey dio la orden tajante de marcha. Su ex suegro le resultaba odioso, y peligroso sin mбs, desde que se hacнa protector de los huйrfanos carolingios y no sуlo defendнa el derecho hereditario de los hijos de Gerberga, sino que incluso habнa intentado inducir al papa para que ungiera reyes a los hijos de Carlomбn. No fue casual que Carlos empezase por apoderarse en Italia de la familia de su hermano, haciйndola asн inofensiva. El papa, cuyas tropas alistadas por todas partes no podнan ni de lejos hacer frente al poderнo militar de sus enemigos, ardнa de impaciencia por la intervenciуn de Carlos. Mas como йste no deseaba aparecer ante los ojos del mundo como el tнo malo que realmente era, ni como urdidor de una guerra contra los longobardos catуlicos, hizo algunas ofertas de mediaciуn a su hermano de fe y ex suegro; con la esperanza cierta de que las rechazase, como asн ocurriу.

Y todavнa durante el curso de las negociaciones ya Carlos habнa establecido conexiones secretas con la oposiciуn longobarda. Una buena parte del clero de allн le era especialmente afecto; en ese bando se encontraba un enemigo particular de Desiderio, el abad fundador Anselmo de Nonantola (que antes habнa sido duque de Friul), que tambiйn pudo haber facilitado la victoria de Carlos. Y naturalmente el franco iniciу los preparativos de la guerra, cuando todavнa aguardaba el fracaso de las negociaciones de paz. Su soldadesca apostada en Ginebra, y en la que figuraban obispos, abades y los clйrigos de la capilla palatina, era extraordinariamente numerosa y estaba perfectamente armada. Despuйs de haber dividido las tropas en dos contingentes, una columna del ejйrcito avanzу hacia Italia a las уrdenes de su tнo Bemhard, hermanastro ilegнtimo de Pipino III, cruzando el Gran San Bernardo, el «Monte Jъpiter»; mientras que la fuerza principal lo hacнa por Mont Cenis, al mando personal de Carlos.

Si ya resultaba difнcil cruzar los Alpes con incontables carros y miles de caballos, parecнa casi imposible tomar los pasos que los longobardos habнan cerrado y cruzar los desfiladeros, «las Puertas de Italia». Murallas, obras de fortificaciуn y torres cerraban las gargantas de los valles entre monte y monte. Encajonados entre murallones abruptos quedaron inmovilizados los francos, con su caballerнa menos capaz de maniobrar todavнa que sus tropas de a pie. Carlos, acurrucado y malhumorado en su tienda, celebraba un consejo de guerra tras otro con sus militares, parlamentaba con los longobardos y suavizaba cada vez mбs sus exigencias; pero en vano. Entonces un diбcono hбbil, enviado por el arzobispo Leуn de Ravenna condujo una scara francisca (la guardia de corps, una unidad especial notablemente aumentada, a las уrdenes segъn parece de Carlos, una llamada tropa de йlite y la ъnica armada de modo permanente) por una cima elevada, que no estaba defendida: la que siglos despuйs, persistiendo todavнa las ruinas de tales fortificaciones, se llamarнa «Vereda de los francos». Sorprendidos los longobardos al ver repentinamente a los francos en su retaguardia, se creyeron cercados y abandonaron a la desbandada sus posiciones. Fue un ardid, que Carlos utilizу con frecuencia en la guerra contra los sajones, contra Tassilo de Baviera y contra los avaros. Seppeit habla de un «arte estratйgico superior». 16

El agresor conquistу primero Turнn y despuйs su ejйrcito, cruzando la llanura del Po «como una inmensa marea de hielos flotantes» (Stуr-mer), cayу sobre Pavнa. Carlos se reuniу con el otro cuerpo de ejйrcito y a finales de septiembre puso cerco a la ciudad residencial longobarda, fuertemente fortificada y bien provista de soldados, armas y vнveres.

Carlos se dispuso a un largo asedio, hizo traer a sus hijos de la lejana patria y tambiйn a su esposa Hildegard, que tenнa catorce aсos. Y cuando oyу que Adalgis, hijo de Desiderio, se habнa refugiado con la viuda y los hijos de Carlomбn en Verona, entonces la ciudad de Italia mбs fortificada sin duda, partiу en seguida hacia allн con una pequeсa tropa.

Ya fuese debido a una traiciуn o mediante una rendiciуn regular, lo cierto es que Verona capitulу pronto. Los parientes, Gerberga con sus hijos, pasaron a disposiciуn de Carlos; pero las fuentes callan sobre su destino. En el mejor de los casos -como ya veinte aсos antes los queridos parientes de su padre Pipino- terminaron tonsurados en monasterios. Y en cualquier caso desaparecieron de la historia y con ellos se di-fuminaron las ъltimas pretensiones hereditarias a casi la mitad del reino franco. Una buena tradiciуn de familia entre los francos. Adalgis escapу en el ъltimo momento hacia el Йpiro y, tras una estancia intermedia en Salemo, al aсo siguiente huyу a Bizancio, cuando Carlos se presentaba en Roma. 17

 

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