Origen y alcance de la «Donaciуn constantнniana»
Si hay algo cierto es que la denominada Donaciуn constantiniana, arranque triunfal en cierto modo de las incontables falsificaciones de los tiempos venideros, surgiу a comienzo de la dйcada de los cincuenta del siglo vin en la cancillerнa papal de Esteban II, y probablemente antes de su partida hacia el reino franco. Segъn Walter Ullmann y otros eruditos, «todo habla en favor... de que la cancillerнa papal fue el lugar de nacimiento de la falsificaciуn». Y es que se necesitaba un tнtulo jurнdico para la esperada propiedad territorial. Asн, en la asamblea nacional de Quierzy consiguiу evidentemente el papa mediante tal chapuza eliminar todas las reservas de Pipino. Esteban II presentу un documento, por el cual aparecнa san Pedro como seсor y dueсo legнtimo de Italia y el papa como sujeto de rango imperial; mбs aъn, como «emperador de Occidente» (Brackmann). Y en seguida lanzу a los francos a la guerra contra los longobardos. 32 Antecedente del Constitutum Constantini o Prнvilegium Sanctae Romanae Ecciesiae -como se denominу el asunto habitualmente en la Edad Media- fue la Legenda sancti Silvestri, la Leyenda de san Silvestre, nacida asimismo en Roma a finales del siglo v. Se trataba de un cuento de santos, muy leнdo sobre todo en Roma, en Inglaterra y en el reino franco. Sirviйndose de ese gйnero literario el cristianismo gustу siempre de suplantar y falsear los hechos histуricos. Ya a comienzos del siglo vi la fбbula encontrу aplicaciуn en las denominadas falsificaciones de Symmaco. Segъn la leyenda divulgada por doquier en diversas redacciones y difundida en centenares de manuscritos, el emperador Constantino habнa sido perseguidor de los cristianos, en castigo de lo cual habнa contraнdo la lepra. Pero el papa Silvestre sanу al emperador y le bautizу en Letrбn. De hecho, sin embargo, es bien sabido que Constantino no persiguiу a los cristianos, sino que les favoreciу inmensamente. Jamбs contrajo la lepra y no fue bautizado por Silvestre sino por Eusebio de Nicomedia, un arriano, y sуlo en su lecho de muerte el aсo 337, mientras que el papa Silvestre habнa muerto el 335. (La Iglesia celebra su festividad el 31 de diciembre, cual si al finalizar cada aсo quisiera recordar lo que debe a san Silvestre. )33 Asн las cosas, el documento, por medio del cual el papado obtuvo astutamente el Estado de la Iglesia y fundamentу legalmente su soberanнa civil, invierte por completo la situaciуn real: el emperador romano, al que hasta entonces se habнa sometido el cristianismo, queda ahora constitucionalmente sujeto al papado. El fraude se presenta como un decreto de Constantino I en favor del papa Silvestre, con la fecha, la firma de su puсo y letra y la advertencia del soberano de que personalmente lo firmу junto a la tumba de san Pedro. Como agradecimiento por su milagrosa curaciуn de la lepra otorga йl al papa y a sus sucesores todo un continente. Realmente un emperador grande y nada mezquino.
Solemnemente confirma al obispo romano el primado sobre todos los sacerdotes, sobre los patriarcas de Antioquнa, Alejandrнa, Jerusalйn y Constantinopla y sobre todo el orbe terrestre. Con el fin de eliminar cualquier duda acerca de su categorнa otorga al papa todos los distintivos de la dignidad imperial y le concede el rango de emperador. El papa debe ser la cabeza suprema de todas las Iglesias y el pontнfice supremo de todos los sacerdotes del mundo; mбs aъn, Constantino le regala a йl y a sus sucesores el palacio imperial de Letrбn, la ciudad de Roma, asн como las ciudades y provincias todas de Italia y del entero Occidente (omnes Italiae seu occidentalium regionum provintias, loca et civitates). Personalmente el emperador quiso -concluye el extensнsimo documento- trasladar su reino y su poder a las «regiones orientales». Pues, «allн donde se ha erigido un reino soberano y se ha fundado la capital de la cristiandad, no es conveniente que el emperador terreno ejerza su poder». Y se dice que serб proscrito por йl quienquiera que sea lo bastante atrevido como para cambiar su disposiciуn. Se ponнa asн la piedra angular para la lucha secular entre emperadores y papas. 34 De primeras es cierto que Roma utilizу su inaudita posiciуn de privilegio sуlo de una manera muy discreta (el primer papa que se reclama a la misma parece haber sido Adriano I en su correspondencia con Carlos «el Grande»). Se dedica un recuerdo al primer emperador cristiano y a su benevolencia ejemplar; pero jamбs se utiliza el Constitutum Constantini como documento jurнdico propiamente dicho. Evidentemente los padres de la Iglesia lo reconocнan tambiйn como una falsificaciуn. «Cabe suponer que los papas fueron conscientes de la ilegitimidad de las pretensiones presentadas en el C. C. Sуlo asн puede explicarse que una y otra vez se aluda con rodeos al asunto sin nombrarlo por su verdadero nombre» (Schlesinger). Sуlo a mediados del siglo ix, cuando la falsificaciуn gozaba ya de un cierto prestigio, se la valorу como jurнdicamente vinculante y se llegу a otra gran falsificaciуn eclesiбstica: la Decretales seudoisidorianas y numerosos otros libros de derecho canуnico. La inaudita polнtica territorial del papado, que sometнa poco a poco principados y reinos enteros, tenнa su base jurнdica en esa subrepciуn; mбs aъn, en ella descansa el «Estado de la Iglesia», que todavнa hoy existe. 35 Prescindiendo de algunas excepciones, durante trescientos aсos el documento no se utilizу, yaciendo en los archivos del clero. (El texto mбs antiguo que poseemos estб en los manuscritos de las Decretales seudoisidorianas, aparecidas hacia el 850. ) Al cabo de que muchas generaciones se hubiesen habituado a la idea de una «donaciуn» gigantesca y que el fraude hubiera alcanzado una gran autoridad, empezу tambiйn a jugar un papel importante; los papas insistieron en el mismo hasta finales de la Edad Media y, amparбndose en el engaсo, a quienquiera que atentase a la propiedad curial o favoreciese de cualquier modo tal atentado. ЎY fue especialmente el llamado papado de la reforma el que se reclamу al fraude! Sus escritos citan largos pasajes del mismo. Leуn IX (1053) apoya explнcitamente en tal donaciуn el primado papal; fuerte con la donaciуn, el papa hace una devoluciуn y el donare lo convierte en un reddere. Por decirlo de alguna manera: el emperador habнa devuelto a Dios lo que de йl habнa recibido. De ese modo el papa Leуn IX evitaba cualquier viso de dependencia de la Iglesia del favor imperial.
La «Donaciуn constantiniana» alcanzу toda su importancia con el papa Gregorio VII, con quien pasу a ser elemento integrante y admitido por todos del derecho canуnico. Y en la guerra contra Enrique IV, quien nunca habнa respetado las ambiciones papales derivadas de una injusticia crasa, Gregorio exigiу tanto en la elecciуn del primer rey antagonista Rodolfo de Suabia (1077) como en la del segundo, Hermann de Salm (1081), un juramento que incluнa el'reconocimiento del fraude clerical, El papa Urbano II (1088-1099), beatificado en 1881, iniciador de la primera cruzada con las matanzas masivas en Jerusalйn, declarу en virtud de la «Donaciуn constantiniana» tanto Cуrcega como las islas Lнpa-ri propiedad de la Sede romana. Fueron tambiйn muchos los escritos clericales que naturalmente aprovecharon la tal «Donaciуn» en favor de las pretensiones eclesiбsticas, llegando tan lejos en este campo que segъn un escolбstico de comienzos del siglo xii, Honorio de Augustodu-num, el papa Silvestre habнa recibido tambiйn de Constantino la promesa y seguridad de que ningъn emperador gobernarнa en el imperio romano sin un asentimiento papal. Con lo cual hasta el emperador venнa a convertirse en un donatario a la vez que en un vasallo del papa, y el imperio en un feudo papal. Una conclusiуn que los juristas pontificios sacaron de la donaciуn ficticia. Y fueron papas como Inocencio III o Gregorio IX los que derivaron de la misma sus exigencias territoriales. A este respecto Gregorio IX (1227-1241) afirmу incluso que Constantino habнa declarado conveniente que el papa no sуlo gobernase en todo el orbe sobre las almas sino tambiйn sobre todos los hombres y cosas, por lo que no debнa darse ningъn imperio independiente sino que el verdadero emperador lo era el papa. 37 La «Donaciуn constantiniana» se esgrimiу principalmente y con enorme efecto contra el imperio de los Salios y los Staufer. Para la Iglesia romana ocupу el primer lugar entre todos los privilegios imperiales en la Edad Media. Todavнa en el siglo xv continuaba vigente tal falsificaciуn, cuyos efectos nunca podrбn sobreestimarse, y en general se consideraba autйntico un documento sin el cual Roma quizб no habrнa alcanzado nunca su poder e importancia posteriores. Y asн, para amplios cнrculos no sуlo fue el verdadero fundamento jurнdico de la Iglesia en la ъltima gran batalla del papado medieval contra el imperio, contra Luis de Baviera (1314-1347), sino que un siglo despuйs Sigismundo, en 1433, hubo de jurar como futuro emperador respecto a la «Donaciуn constantiniana». 38 De todos modos hubo algunas cabezas prudentes, que no se dejaron engaсar.
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