75 años del crimen de Dresde
La capital de Sajonia, la ciudad alemana de Dresde, llamada la “Florencia del Elba”, debido a su magní fica arquitectura y bellos museos, entre el 13 y el 15 de febrero de 1945, fue ví ctima hace ahora 75 añ os de unos criminales bombardeos por parte de la RAF y la USAAF, los cuales provocaron la muerte de gran parte de los ciudadanos y la destrucció n total de la ciudad. Cabe destacar que Dresde era una ciudad-hospital indefensa, por lo que su destrucció n fue una atrocidad y un crimen de guerra injustificable comparable a los de Hiroshima y Nagasaki. El 13 de febrero de 1945, bombardeos ingleses y norteamericanos destruyeron la ciudad de Dresde, conocida por su arte, su cultura y por haber sido durante siglos la capital de Sajonia; esa noche Dresde perdió su alma para siempre. La ciudad, junto con sus habitantes, su arte y sus tesoros culturales, se hundieron en un abismo de bombas y fuego. En la actualidad, los crí menes de guerra perpetrados por los Aliados se minimizan, y sus ví ctimas se niegan y ridiculizan. De hecho, todaví a hoy no existe un monumento real para recordar la destrucció n de Dresde y sus ví ctimas ni se quiere reconocer que fue un crimen de guerra. Normalmente, cuando se alude a grandes desastres sufridos por las poblaciones civiles en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, inmediatamente se recuerdan los nombres de las dos ciudades japonesas atomizadas, Hiroshima y Nagasaki, que fueron blancos inocentes, gratuitos y estú pidos de las bombas ató micas que mandó lanzar sobre ellas el presidente norteamericano Harry Truman. Desgraciadamente, los devastadores efectos de los dos criminales bombardeos sobre aquellas ciudades japonesas fueron superados, de una sola vez, por uno de los personajes má s injustamente prestigiosos de la Historia moderna: el “honorable” Sir Winston Churchill, el criminal de guerra que ordenó el bombardeo terrorista de Dresde. Los bombardeos terroristas de Dresde tambié n conocidos como la destrucció n o la masacre de Dresde, se llevaron a cabo hacia el final de la Segunda Guerra Mundial por parte de la RAF de Gran Bretañ a y la Fuerza Aé rea de los Estados Unidos. Con esos nombres se suele hacer referencia a los tres ataques aé reos consecutivos que se realizaron entre el 13 y el 15 de febrero de 1945, apenas doce semanas antes de la capitulació n de Alemania. Por aquel entonces la ciudad estaba abarrotada de refugiados llegados desde el este huyendo del avance de las hordas del Ejé rcito Rojo. Durante los mismos, entraron en acció n la increí ble cifra de má s de mil bombarderos pesados, que dejaron caer sobre la " Florencia del Elba" cerca de 4. 000 toneladas de bombas explosivas y dispositivos incendiarios, es decir, bombas incendiarias, arrasando gran parte de la ciudad y desencadenando una tormenta de fuego que consumió el centro histó rico de la misma.
El segundo ataque, mayormente con bombas incendiarias, se programó para tres horas má s tarde de modo tal que los bomberos, que llegaron de otras ciudades para apagar el fuego, tambié n fueron ví ctimas del ataque. No hubo ninguna resistencia de ningú n caza alemá n y ningú n fuego antiaé reo. Antes del alba, se produjo un tercer ataque con casi 150 mil bombas incendiarias y bidones de fó sforo, para activar la horrorosa pira. Los cazas escoltas tení an la instrucció n de descender al nivel de los tejados y barrer " blancos de oportunidad”, y así ametrallaron a masas de gente que atestaban las rutas fuera de Dresde y sobre cualquier cosa visible. Un grupo de niñ os, del famoso coro de la Iglesia de Kreuzkirche, fue masacrado en la calle del parque zooló gico. En aquella hermosa ciudad de Sajonia, antañ o denominada " la Florencia del Norte" , el dí a 13 de febrero de 1945, los aviones Aliados, ingleses y norteamericanos, bombardearon repetidamente la ciudad hasta destruirla por completo. No contentos con ello, el siguiente dí a, 14 de febrero, los cazas descendieron para ametrallar todo lo que aú n se moví a; ni los animales del zooló gico se libraron de la vesania de los " Cruzados de la Democracia" . Prisioneros de guerra britá nicos, que habí an sido puestos en libertad, ya que los campos donde estaban internados estaban ardiendo, fueron ametrallados tambié n. El ataque a Dresde ha entrado en la historia como el bombardeo má s atroz que jamá s haya sido llevado a cabo. Se estima que hubo cientos de miles de muertos calcinados, aunque la cifra exacta es objeto de controversia, pues es difí cil de saber con exactitud. La cifra de muertos, en ningú n caso desciende de 250 mil personas. Segú n los cá lculos del Jefe de la Policí a de la ciudad, hubo má s de un cuarto de milló n de muertos, es decir, casi unos cincuenta mil má s que en las dos ciudades japonesas ví ctimas del bombardeo nuclear. Esa cifra fue confirmada por el escritor inglé s F. J. P. Veale. En cualquier caso, se hizo muy difí cil evaluar el nú mero de muertos ya que, aparte de los civiles —mujeres, ancianos y niñ os que residí an en la ciudad—, no se podrá calcular nunca con cierta exactitud el nú mero de muertos, pues entre los que murieron calcinados hubo muchí simos civiles recié n llegados de los territorios del Este de Alemania que huí an ante el avance del Ejé rcito Rojo que cruzaba en esos dí as las fronteras del Reich a sangre y fuego. Dresde era una ciudad sin ningú n objetivo militar digno de mencionar, ni ninguna industria importante que ni remotamente pudiera utilizarse para fines bé licos. Era, prá cticamente, una ciudad-hospital, y por así decirlo, una base de trá nsito para el transporte de prisioneros (de hecho, fallecieron en el bombardeo cientos de aviadores britá nicos y norteamericanos que trabajaban en la ciudad) y de civiles evacuados que buscaban refugio en la ciudad ante el avance de las tropas sovié ticas.
En realidad, el caso de Dresde só lo es ú nico por su magnitud. Hubo centenares, miles de bombardeos que —aunque calificados por la propaganda bé lica britá nica de " strategical bombing" o “bombardeo estraté gico”— no tení an otro objetivo que tratar de minar la moral de la població n alemana y forzar así la rendició n del III Reich. En el libro de David Irving “La destrucció n de Dresde” se reproduce un documento secreto, desclasificado, dirigido por el General Ismay, de la R. A. F., al Primer Ministro Churchill, desaconsejá ndole, por inú til, costoso e inhumano, el llamado bombardeo estraté gico, que otros ingleses, como el Comodoro del Aire, Mc Lean y el citado historiador F. J. P. Veale, calificaron de bombardeos terroristas. Churchill fue desmentido por sus propios subordinados militares. Y lo má s grave, es que la excusa de que el bombardeo de Dresde habí a sido solicitado por los sovié ticos para facilitar su progresió n en territorio alemá n tambié n fue desmentida por los propios servicios de Stalin. Fue la horrenda magnitud de esta masacre lo que inhibió a los Aliados de enjuiciar a los alemanes por haber organizado el " Blitz" sobre Londres, que sí era un objetivo militar. Sin embargo, no les pareció así a los sovié ticos quienes, en Nuremberg, durante el nefasto proceso, demandaron que se acusase a Hermann Goering de haber realizado el bombardeo en Londres. El argumento sovié tico decí a: " Los ataques alemanes fueron la obra de criminales de guerra nazis, quienes hicieron llover la muerte sobre trabajadores inocentes y sobre sus mujeres y niñ os. Los ataques aliados, por el contrario, fueron llevados a cabo por las fuerzas vengadoras de la democracia a los efectos de hacer salir a las bestias fascistas de sus madrigueras y erradicar al imperialismo y al nazismo". De esta manera los sovié ticos justificaron la masacre de Dresde, que aú n hoy siguen justificando muchos demó cratas bien pensantes.
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