La salvación por fe en la deidad y el sacrificio de Yeshua, es el grave extravío de la noble fe Nazarena (Cristiana)
La noble fe Nazarena (es decir, el Cristianismo) se equivoca gravemente, cuando pone su confianza en que Yeshua (Jesú s de Nazaret, paz sea con é l) es el Santo Dios de Israel.
¿ Y como sabemos que Yeshua no es el Santo de Israel? Pues lo deducimos del hecho de que, el santo Evangelio, muestra a Yeshua oponiendose a todas y cada una de las cosas que dichas por Dios en la Ley (¡ pretendiendo así hacer un mentiroso del Dios de Israel! ).
Y, la frase que utiliza la Ley para describir a todo aquel que se opone a la dicho por el Creador (un Dios que nunca miente ni cambia), no es otra sino “Ha Satan”, un té rmino Hebreo que traducimos al Castellano como “El Sataná s”.
Por ejemplo, si י ה ו ה (el Santo de Israel, bendito sea) dice que la Ley le pertenece a É l (“... Para que LA LEY DE י ה ו ה esté en tu boca”- É xodo 13: 9), entonces viene Yeshua y se le opone, diciendo en cambio que la Ley no le pertenece al Santo de Israel, sino a los perversos Judí os (... En VUESTRA LEY está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero”- Juan 8: 17).
Si el Creador afirma que la Pascua es una fiesta del Santo de Israel (“... y lo comeré is apresuradamente; es la Pascua de י ה ו ה ”- É xodo 12: 11), entonces viene Yeshua y se le opone, diciendo en cambio que la Pascua es una fiesta de los impí os Judí os (“Y estaba cerca LA PASCUA, LA FIESTA DE LOS JUDÍ OS”- Juan 6: 4).
Si el Creador afirma que debemos juzgar con justicia (“... JUZGAD JUSTAMENTE ENTRE EL HOMBRE Y SU HERMANO... ”- Deut. 1: 16); entonces viene Yeshua y afirma lo contrario; diciendo en cambio que no debemos juzgar a nadie (“NO JUZGUÉ IS, Y NO SERÉ IS JUZGADOS... ”- Lucas 6: 37).
Si el Creador afirma que debemos jurar por su nombre (“A י ה ו ה TU DIOS TEMERÁ S, y a É l solo servirá s, Y POR SU NOMBRE JURARÁ S... ”- Deut. 6: 13), entonces viene Yeshua y afirma lo contrario, diciendo en cambio que no debemos jurar por el nombre de Dios (“PERO YO OS DIGO: NO JURÉ IS EN NINGUNA MANERA... ”- Mateo 5: 34)
Si el Creador afirma ser una unidad perfecta, que no admite la existencia de otro dios con É l (“Ved ahora que yo, yo soy, y NO HAY DIOSES CONMIGO”- Deut. 32: 39); entonces viene Yeshua y afirma lo contrario, diciendo en cambio que é l y Dios son una unicidad plural (“YO Y EL PADRE UNO SOMOS”- Juan 10: 30)
Si el Dios de Israel afirma en su Ley que el hombre debe guardar la Ley para siempre y eternamente (“GUARDARÉ TU LEY SIEMPRE, PARA SIEMPRE Y ETERNAMENTE”- Salmo 119: 44), entonces viene Yeshua y afirma lo contrario, diciendo en cambio que la Ley y los profetas no eran para siempre, sino solo hasta Juan (“LA LEY Y LOS PROFETAS ERAN HASTA JUAN... ”- Lucas 16: 16)
Si el Dios de Israel afirma que no es su deseo que comamos carne con su sangre (“PERO CARNE CON SU VIDA, QUE ES SU SANGRE, NO COMERÉ IS... ”- Gé nesis 9: 4), entonces viene Yeshua y afirma lo contrario, diciendo en cambio que es su deseo que comamos su carne y su sangre (“SI NO COMÉ IS LA CARNE DEL HIJO DEL HOMBRE, Y BEBÉ IS SU SANGRE, NO TENÉ IS VIDA EN VOSOTROS”- Juan 6: 53)
Si el Dios de Israel afirma que no hay hombre que haga solamente el bien, sin nunca pecar (“CIERTAMENTE NO HAY HOMBRE JUSTO EN LA TIERRA, QUE HAGA EL BIEN Y NUNCA PEQUE”- Eclesiasté s 7: 20), entonces viene el hombre llamado Yeshua, y afirma lo contrario, diciendo en cambio que é l si esta esta libre de pecados (“¿ QUIÉ N DE VOSOTROS ME REDARGUYE DE PECADO? ”- Juan 8: 46).
Si el Dios de Israel afirma que no hay salvació n en el hijo del hombre (“NO CONFIÉ IS... EN HIJO DE HOMBRE, PORQUE NO HAY EN É L SALVACIÓ N”- Salmo 146: 3), entonces viene Yeshua y afirma lo contrario, diciendo en cambio que sí hay salvació n en el hijo del hombre (“PORQUE EL HIJO DEL HOMBRE VINO... A SALVAR LO QUE SE HABÍ A PERDIDO”- Lucas 19: 10)
Si el Dios de Israel afirma que nadie puede morir por el pecado ajeno (“Los padres no morirá n por los hijos, ni los hijos por los padres; CADA UNO MORIRÁ POR SU [PROPIO] PECADO”- Deut. 24: 16); entonces viene Yeshua y afirma lo contrario, diciendo en cambio que ha de morir por el pecado del Mundo (“... Y EL PAN QUE YO DARÉ ES MI CARNE, LA CUAL YO DARÉ POR LA VIDA DEL MUNDO”- Juan 6: 51).
Finalmente, Si el Dios de Israel afirma que los Israelitas son hijos de Dios (“... VOSOTROS SOIS DIOSES, Y TODOS VOSOTROS HIJOS DEL ALTÍ SIMO... ”- Salmo 82: 6), entonces viene Yeshua y afirma lo contrario, diciendo en cambio que los Israelitas son Hijos del Diablo (“VOSOTROS SOIS DE VUESTRO PADRE EL DIABLO... ”- Juan 8: 44).
En resumen, aunque la noble teologí a Nazarena es coherente con el mensaje esbozado tanto por Yeshua como por sus apó stoles, su teologí a es ajena [y antagó nica] a todas y cada una de las verdades reveladas por Dios a Israel [en el texto de la Ley].
Y, ya que tenemos certeza absoluta de que la Ley es Divinamente inspirada [pues fue revelada pú blicamente en el Sinaí, ante la ató nita mirada de casi tres millones de Israelitas que hicieron las veces de testigos], no queda al creyente Hebreo otro opció n fuera de rechazar todo mensaje que niegue, contradiga o menoscabe el mensaje de la Ley Divina. ¡ Que el Creador bendiga e ilumine a nuestros amados hermanos Cristianos!
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