Ebroнn y Leodegar, anticristo y seguidor de Cristo
La traiciуn eclesiбstica estigmatizу a Ebroнn como una bestia, como escoria de la humanidad y como el anticristo. Cierto que una fuente le califica de «varуn por lo demбs de altas prendas, aunque de mano demasiado rбpida en la ejecuciуn de obispos». Pero en principio tampoco Ebroнn fue hostil a la Iglesia; mбs bien fue el fundador de una abadнa domйstica, el monasterio de Santa Marнa de Soissons (hacia el 667), y tambiйn fue amigo de por vida del santo obispo Audoin de Rouen, quien, como consejero de los reyes de Parнs, fue por lo demбs el ъltimo que aъn se opuso eficazmente a la ascensiуn de los pipнnidas. Ebroнn tambiйn mantuvo evidentemente buenas relaciones con san Eligiу, obispo de Noyon-Tournai, de quien fue amigo нntimo al igual que del obispo Audoin. Pero el mayordomo era mбs bien de origen humilde y por lo mismo no estaba obligado por vнnculos familiares a guardar consideraciуn alguna con los cнrculos nobiliarios, que no sin razуn le tenнan por un advenedizo y nuevo rico. Frenу la influencia de los mismos a la vez que aminoraba la de los merovingios; pero fomentу sin miramiento alguno los intereses de la corona y la reunificaciуn del reino franco bajo la capitanнa neustria. Entrу asн en conflicto con las pretensiones crecientes de poder por parte de la nobleza, tanto civil como, especialmente, eclesiбstica, de Neustria y Burgundia. La acaudillaba Leodegar (Leudegarius) de Autun, muy favorecido en tiempos por el propio Ebroнn, y que era descendiente de la alta aristocracia francoburgundia, hermano de Gairenus (Warin), conde de Parнs, y sobrino del obispo austrasio Didуn de Poitiers. 12 Gracias al tнo Didуn llegу Leodegar a la dignidad de archidiбcono de Poitiers, y probablemente fue tambiйn despuйs abad de Saint-Mai-xent en la misma ciudad. Y cuando en Autun combatieron durante dos aсos las dos fracciones de la nobleza regional por hacerse con la silla del obispado y uno de los candidatos muriу y el otro fue desterrado, fue Leodegar quien hacia el 662, y gracias al favor de la reina Balthilde, ocupу la ambicionada sede, convirtiйndose en uno de los polнticos mбs importantes en la Galia del siglo vil. Y aunque personalmente llevaba una vida de lujo y fausto, reprimiу por la fuerza y el terror a los bandos hostiles y tributу culto especial a las reliquias de san Sinforiano, mбrtir y patrono de la ciudad, sin sospechar que tambiйn йl acabarнa siendo un santo mбrtir. 13 La ambiciуn de poder de Leodegar pronto le enfrentу con el no menos ambicioso Ebroнn, a cuyos esfuerzos de centralizaciуn se opuso con energнa, aunque las hostilidades las abriу ciertamente el obispo, cosa que se repitiу segъn parece en las diversas fases de la lucha, siendo las luchas «de mayor envergadura en el reino merovingio» (Bьttner). Y mientras que Ebroнn se sentнa el defensor de la corona frente a los grandes de la nobleza, oponiйndose tambiйn especialmente a los separatistas bur-gundios, el obispo Leodegar se convertнa en portavoz de la oposiciуn, en exponente del partido nobiliario, opuesto a cualquier gobierno unitario.
La temprana e inesperada muerte de Clotario III, el rey neustrio, en la primavera del 673 afectу profundamente a Ebroнn y provocу un cambio total. Dejando de lado a los grandes, el mayordomo sentу en el trono de Neustroburgundia al hermano menor del rey, Teuderico III, hijo segundo de Balthilde, que estaba internado en Saint-Denis. Por el contrario, los nobles del cнrculo del obispo Leodegar proclamaron a Childe-rico II, hermano menor de Teuderico, que desde el 663 ya gobernaba en Austrasia y que obtuvo un rбpido reconocimiento. Ebroнn y su rey no pudieron resistir a la nobleza y al episcopado en el verano del 673. El mayordomo, tonsurado como un monje, fue a parar al lejano monasterio de Luxeuil en los Vosgos, mientras que Teuderico III entrу, tambiйn tonsurado, en Saint-Denis. Ocupу el trono Childerico II de Austrasia y Leodegar entrу en el cнrculo de los mбs allegados al rey. Y como йste -segъn escribe un monje anуnimo de Saint-Symphorien de Augustodunum (Autun) en la Vita de su hйroe, redactada antes del 693- reconociera «que el santo Leodegar sobrepujaba a todos con la luz de su sabidurнa, lo tuvo siempre junto a sн en su palacio y lo convirtiу en su mayordomo», y «todo el mundo» se felicitу «de tener a Leodegar por mayordomo». En realidad Leodegar nunca fue mayordomo, sino un consejero нntimo de Childerico, un «rector palatii», y como tal, pronto desempeсу un papel dominante hasta romper los nervios de la corte, sobre todo cuando criticу el matrimonio del rey con su prima Bilichilde. Para decirlo con el lenguaje de su biуgrafo, fue el «enemigo antiguo y malvado, el que sembrу la cizaсa de la discordia» entre el rey y el obispo; por lo que «el odio del diablo», «la envidia del maligno», se alzу contra el santo de Dios, y el soberano «buscу una ocasiуn para matar a Leodegar». Animoso partiу entonces el hйroe episcopal «a palacio la maсana del Viernes Santo y se ofreciу personalmente como vнctima el dнa de la muerte de Cristo; el rey quiso atravesarlo con su propia espada... ». Entonces, sin embargo, el santo Leodegar «prefiriу escapar, a fin de que su asesinato no profanase la fiesta de la Resurrecciуn del Seсor, pues sin duda nadie creerб que temiese la muerte de los mбrtires». El hecho fue que el santo obispo fue depuesto en la Pascua del 675 y, «a propuesta de nobles y obispos» -como admite la Vita-, fue desterrado al monasterio de Luxeuil con su enemigo Ebroнn, donde supuestamente, y sin apenas reticencias, hasta tal punto llegaron a ser un solo corazуn y una sola alma que el abad los separу por algъn tiempo. 14 «Pero el juicio y castigo divino contra Childerico no se hizo esperar», anota con satisfacciуn el anуnimo de Autun. El rey Childerico II, en efecto, que a los veinte aсos de edad se vengу de algunos cуmplices del obispo haciendo ejecutar al conde Hйctor de Marsella y mandando azotar al noble franco Bodilo, fue asesinado por йste, que era partidario de Leodegar, y por algunos otros conjurados a finales del verano del 675, durante una cacerнa en el bosque de Lognes, en la silva Lauconis; asimismo fueron asesinados su hijo Dagoberto, que apenas contaba cinco aсos, y su esposa embarazada Bilichilde, «cosa que resulta doloroso contar», como se dice en las Gestas de los Francos. Y entonces los prisioneros del monasterio salieron sedientos de venganza, «cual serpientes venenosas, a las que el primer sol de primavera despierta de su letargo invernal» (Passio Leude garii). 15
Leodegar y Ebroнn llegaron de Luxeuil; pero pronto volvieron a separarse. Teuderico llegу de Saint-Denis y Dagoberto II de Irlanda. Un partido quiso constituirle rey en Austrasia. Y un cometa anunciу en el cielo asesinatos y tumultos. Realmente pronto desencadenу un caos en derredor. Contiendas, traiciones y asesinatos estuvieron a la orden del dнa, con tal desorden y confusiуn que -como escribe el monje de Augustodunum- «se creyу que iba a aparecer el Anticristo». Y como tantas otras veces, la turbulencia afectу especialmente a los cristianos. No fue Ebroнn el mayordomo, sino que fue designado para el cargo Leudesio, hijo de Erchinoald. Pero con ayuda de los austrasios Ebroнn atacу a los neustroburgundios, con un golpe de mano ocupу el palacio real de Nogent, se apoderу del tesoro regio en Baizieux y alcanzу al rey en la desembocadura del Somme. El mayordomo Leudesio fue liquidado en favor del mayordomo Ebroнn. Y sus partidarios, entre los que figuraban el duque Waimar de Champagne (que despuйs fue obispo y terminу colgado), el obispo Bobo de Valence y Desiderato (Diddo), obispo de Chalуn, que estaba al frente de un ejйrcito, se volvieron en el 676 a Burgundia contra Leodegar. Despuйs de «haber combatido valientemente por ambas partes hasta el anochecer» en las cercanнas de Autun, el santo se entregу. Impбvido y «fortalecido con el banquete del Seсor», avanzу -segъn cuenta el monje biуgrafo- «hasta el campamento enemigo, sacrificбndose por sus conciudadanos». Y allн lo recibieron los diablos (igualmente catуlicos y, en parte, hasta episcopales) «como los lobos a un cordero inocente». Pero no profiriу ni un grito de dolor «cuando le arrancaron los ojos de las уrbitas, sino que entonу salmos en alabanza de Dios». Y, ya ciego y cruelmente mutilado de labios y lengua, permaneciу casi dos aсos en el monasterio de monjas de Fйcamp (diуcesis de Rouen), y recuperу milagrosamente el habla: «pues por la acciуn de Dios volvieron a crecer de forma totalmente milagrosa sus labios y lengua, y yo mismo vi cуmo las palabras fluнan de su boca... ». Despojado de su «dignidad» en el 678 por un sнnodo de obispos, y condenado a muerte por el tribunal supremo, Leodegar fue decapitado por orden de Ebroнn como cуmplice del asesinato del rey en un bosque de Artois. Pero inmediatamente despuйs de su muerte fue considerado como un mбrtir y, tras la liquidaciуn de Ebroнn, venerado como santo, fue declarado patrуn de Luzem y naturalmente de Autun, en la saga de los hйroes eclesiбsticos se le llama «apуstol celoso de la paz», «modelo de sacerdote», «adornado de todas las virtudes cristianas». «La leyenda hace discurrir ahora una serie de milagros, para los que el obispo regente ni siquiera tuvo tiempo. No obstante todas sus riquiezas y bienes raнces, Leodegar no fundу ningъn monasterio... Incluso su solicitud por los pobres sуlo dispuso de amplios recursos, cuando los tesoros almacenados no pudieron ya utilizarse polнticamente» (Borst). Realmente, sуlo cuando Leodegar «estuvo de nuevo en su ciudad de Augustodunum para apacentar su rebaсo», cuando amenazado y encerrado, con las puertas atrancadas y los bastiones reforzados, pero ya sin ninguna posibilidad de escapar, sуlo entonces se negу obstinadamente a salir de allн con sus tesoros, como lo celebra nuestro monje, «sino que repartiу toda su hacienda entre los pobres». Todo un autйntico caballero de Cristo. Y al final los fieles suplicaban: «Ruega por nosotros, san Leodegar, bienaventurado confesor de Cristo, para que pongamos nuestra esperanza ъnicamente en la cruz de nuestro Seсor... ». 16
Pero al historiador Ewig le ha salido una verdadera obra cientнfica haciendo de Leodegar un seguidor de Cristo, sobre la base exclusiva de una carta, la ъltima que escribiу. Encarcelado, mutilado, sin ojos, sin lengua, Leodegar escribiу a su madre, despuйs de la ejecuciуn de su hermano y antes de la suya propia, unas frases inesperadamente piadosas y profundamente cristianas, como la de que toda tristeza se convierte en alegrнa «no para odiar, sino para amar». Y йsta otra: «Ninguna virtud es superior al amor de los enemigos, por el que nos hacemos hijos de Dios... ». Sentencias como йsta difнcilmente pudieron pasбrsele al obispo por la cabeza, y no digamos ya por la lengua, ni siquiera en las prйdicas del domingo. Incluso entre su «passio» asegura explнcitamente que estб contento de la ruina de sus enemigos. Pero a partir del canto de cisne, que brota del miedo a la muerte, Ewig reconoce a Leodegar «en su tiempo y a su manera en el seguimiento de Cristo»; «a la velocidad del rayo» ve iluminada la йpoca oscura y advierte contra «el enjuiciamiento exclusivo de los siglos merovingios por las acciones de sangre, de las que estбn llenas las crуnicas». Naturalmente se trata de excepciones. (Yo prefiero -Ўaquн y siempre historiogrбficamente! - la regla. ) Sigrada, la madre del santo entrу en un monasterio. El hermano de Leodegar, el conde de Parнs, fue condenado ya antes a la lapidaciуn por (presunto) autor del asesinato de Childerico II. Algunos obispos tuvieron que exiliarse. Otros, como Generio, metropolitano de Lyon, combatieron incluso con tropas contra el prelado, para acabar aceptando el fait accompli por Ebroнn. Y no faltaron, sobre todo en Neustria, quienes simpatizaron con el vencedor. Por lo demбs, los asesinatos no cesaron, siendo йsta «una de las cumbres de la historia franca en el siglo vn» (Fischer). 17
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