Misiуn armada entre los frisуnos
Junto a los sajones (y los bretones) fueron los frisones, los que opusieron la mбs encarnizada resistencia a los francos. Para someterlos necesitaron los soldados cristianos y los misioneros todo un siglo. Los frisones eran un pueblo de campesinos, pescadores y mercaderes, que no abandonaron su asentamiento tribal junto al mar del Norte, en los territorios costeros entre el Ems y el Weser, ni siquiera durante las migraciones de los pueblos nуrdicos. Tal vez ya a mediados del siglo vi los frisones fueron sometidos (en parte) al dominio de Clotario I. Lo que sн es seguro es que en el 630 el rey Dagoberto entregу al obispo de Colonia el castillo de Utrecht con el encargo de convertir a los frisones. Durante las querellas sangrientas bajo los sucesores de Dagoberto hubo un florecimiento de Frisia, de su potencial y economнa, y algunos predicadores extranjeros reanudaron las tentativas de conversiуn, aunque resultaron inъtiles. Y evidentemente tampoco ya fue feliz el obispo Wilfrido de York, un adelantado de la observancia romana. Repetidas veces impulsado por sus hermanos en el ministerio, los arzobispos Teodoro y Brithwaid de Canterbury, consultу a Roma y en el invierno del 678-679 trabajу en Frisia, donde lo acogiу de forma hospitalaria el prнncipe Aidgisel, padre del rey Radbod. 21 Pero el йxito sуlo llegу con las armas, algunos aсos despuйs de que Wilfrido realizase su trabajo de extranjero. En efecto, entre los aсos 689 y 695 Pipino combatiу a los frisones en estrecha alianza con la Iglesia. Ocupу Frisia occidental, donde йl y la nobleza franca transfirieron a la Iglesia parte de los territorios conquistados. Finalmente los espadones y otros mensajeros de la buena nueva obtuvieron el йxito anhelado. «Cuando cesу el estruendo de las armas y Radbod fue rechazado por Pipino -segъn escribe Camil Wampach- los francos buscadores de posesiones inundaron aquellas regiones. La tierra invitaba a la inmigraciуn... » Esto no suena mal. Y el antiguo profesor de Bonn continъa diciendo satisfecho que muchos «grandes terratenientes» se convirtieron entonces «en benefactores... ». Ciertamente que no de los frisones; «en benefactores de Willibrord... Comprobamos que el apуstol encontrу acceso a los grandes cнrculos». 22 Tambiйn esto vuelve a sonar bien... para el «apуstol de los frisones». El northumbrio Willibrord, un discнpulo de Wilfrido de York, apareciу ya al aсo de la batalla de Pipino con otros doce propagandistas, se puso de inmediato bajo la protecciуn del soberano franco y predicу de acuerdo con йl, infiriendo a diario incontables pйrdidas al diablo con las correspondientes ganancias para la fe cristiana (Beda). Es significativo al respecto el que fuese la nobleza la que primero abrazу el cristianismo. El santo Willibrord, «oblato» ya desde niсo con seis aсos, fue adoctrinado por los monjes escoceses de Ripon, cerca de York. Y con la autorizaciуn papal y la asistencia de la alta nobleza austrasia difundiу la doctrina cristiana entre los ignorantes. Para ello le sirvieron de cabezas de puente primero Amberes y mбs tarde el monasterio de Echternach. Su protectora especial fue la abadesa Irmina de Oeren en Trйveris, probablemente madre de Plektrud, la mujer de Pipino. El aсo 697-698 Irmina hizo donaciуn de Echternach a Willibrord. Algo antes, en su segundo viaje a Roma, el papa Sergio I le nombrу arzobispo, a instancias de Pipino que soсaba con una entera provincia eclesiбstica frisona en tomo de Utrecht. Y el propio Pipino destinу su fortaleza de Traiectum (Utrecht) para sede de Willibrord, «porque la difusiуn del cristianismo entre los germanos fortalecнa su influencia polнtica en la frontera del reino» (Buchner). «Dominio franco y misiуn cristiana se apoyaron mutuamente» (Levison). «El interйs polнtico y el eclesiбstico fueron de la mano en el nuevo territorio misional» (Zwolfer). Todo esto es algo probado e indiscutible desde hace mucho tiempo. Primero la espada de la nobleza, luego la locuacidad del clero y, finalmente, la sangrнa general.
A la muerte de Pipino (714) el duque pagano de los frisones, Radbod, que se autodenominaba rey, rechazу a los francos. Reconquistу los territorios al oeste del Altrhein; y con el dominio franco tambiйn se hundiу la Iglesia cristiana. Sуlo despuйs de muerto Radbod (719) irrumpieron de nuevo los francos en Frisia occidental. «La tierra invitaba a la inmigraciуn... » Carlos Martell, que apoyу el ministerio de Willibrord con magnнficas donaciones y beneficios fiscales, a lo que se fue «acomodando» el resto mбs o menos esclavizado, marchу tres veces contra los frisones y en dos guerras contra el duque Bobo (733 y 734) se apoderу de toda la Frisia central, mientras que la Frisia oriental, a una con los sajones, sуlo pudo someterla Carlos «el Grande». 23 Pero Camill Wampach (que tambiйn fue director del archivo pъblico de Luxemburgo) puede informar, «tras los prometedores comienzos de la fe cristiana» en Frisia, de los templos que se alzaron en tiempos de Willibrord, las iglesias bautismales, las solemnes ceremonias religiosas, etc. Tambiйn los francos que en «aquellas regiones fronterizas... montaban la guardia en puestos marginales y de enorme responsabilidad y que en sus extensas posesiones, en sus amplias mansiones seсoriales del interior y en sus casatae erigieron el oratorium y las primeras basнlicas en honor de la Madre de Dios y de los prнncipes de los apуstoles, en las que podнan reunirse con sus columnas mбs o menos grandes de fieles para el servicio divino... ». 24 Extensas posesiones, amplias mansiones seсoriales del interior y columnas de fieles... їno constituyen un cristianismo glorioso? Y la gloria continuу despuйs.
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