La irrupciуn del islam

La expansiуn del islam a partir de Persia, sin que Bizancio valorase todo su alcance, fue el acontecimiento mбs importante del siglo vil, y hasta un singularнsimo fenуmeno histуrico. Desde la invasiуn de los pueblos germбnicos nada ha determinado en tan gran medida la historia europea. Y mientras que las secuelas de las tempranas oleadas de los hunos y de las posteriores de los mongoles fueron fugaces en Europa, las consecuencias de la pleamar бrabe persisten hasta el dнa de hoy. «Todavнa hoy los seguidores de la nueva religiуn continъan asentados casi en todos los lugares a los que llegaron victoriosos bajo los primeros califas. Su fulminante expansiуn, comparada con el lento avance del cristianismo, es un verdadero milagro» (Pirenne). ²⁷

De una parte, el islam (que en el lenguaje del Corбn significa sumisiуn, entrega a la voluntad divina) era estrictamente monoteнsta. Condenaba como politeнsmo el dogma cristiano de la Trinidad, ampliamente difundido en Arabia y por ello precisamente combatido. (Aunque Ma-homa personalmente habнa admitido por algъn tiempo tres diosas, a manera de intercesoras angйlicas ante Alб, de repente las volviу a rechazar cual compromiso peligroso. ) Por otra parte, el islam surgiу de elementos del judaismo y del cristianismo; con este ъltimo presentaba estrechos vнnculos, aunque con rasgos propios (entre otros la permisiуn al varуn de tener cuatro mujeres e innumerables concubinas). Al igual que el cristianismo proclama el islam el inminente y terrible juicio final (cuyo momento, al no llegar, se fue desplazando cada vez para mбs lejos, exactamente igual que habнa ocurrido entre los cristianos). En la nueva y vieja religiуn se admitнa tambiйn el fuego del infierno, los umbrosos jardines del paraнso y el deber de la fe, la penitencia y la oraciуn.

El islamismo, que pretendнa reestablecer la religiуn originaria, la «religiуn de Abraham», no veнa en Moisйs y en Jesъs unos profetas falsos, sino profetas autйnticos que no habнan conocido toda la verdad o cuyas enseсanzas habнan sido falseadas por sus discнpulos. Es curioso que al principio se tuviera la nueva fe sуlo como una «herejнa» del cristianismo oriental; ni deja de serlo el que los escolбsticos vacilen todavнa en designar a los musulmanes como «herejes o paganos». ²⁸

Mohammed ibn Abdallah habнa nacido probablemente hacia el 570 en La Meca, y hacia el 610 fue llamado en el monte Hira por visiones y voces del mбs allб. Pero ъnicamente su matrimonio con Kadisha, rica viuda de un mercader y ya de cierta edad, cuyo camellero era Mahoma, le dio la independencia econуmica para su profetismo, sus crisis nerviosas, sus alucinaciones auditivas y visuales y sus revelaciones mнsticas. Y a la muerte de Kadisha disfrutу de las delicias de un harйn bien surtido..., aсadiendo lo sensual a lo suprasensible.

A pesar de los vigorosos acentos patriуticos y locales, los comienzos fueron penosos. En general fueron esclavos y pobres los que se adhirieron a Mahoma; lo que recuerda a los primeros seguidores de Jesъs de Nazaret. Dentro de su propia familia incluso su tнo Abu Talib, que se habнa portado con йl como un leal padre adoptivo, rechazу la nueva fe hasta su muerte. Y asн, Dios acabу permitiendo a su profeta que combatiese a los infieles incluso con las armas. Y el misionero se transformу en seсor de la guerra. (Tampoco en esto hubo diferencias con los cristianos desde el siglo iv; sуlo que entre йstos se aсadнa una hipocresнa infinitamente mayor, ya que se hacнa lo contrario de lo que se enseсaba. ) Mahoma misionу al menos con una violencia ilustrada, al principio sуlo con algunos saqueos, escaso derramamiento de sangre, una especie de guerrilla contra la patria incrйdula. Segъn un rumor, que se le atribuнa: «El mantenimiento de mi comunidad descansa sobre los cascos de sus corceles y sobre las puntas de sus lanzas, mientras no cultiven el campo; cuando empiecen a hacerlo, serбn como los demбs hombres».

El 622 -aсo primero de la era mahometana- el profeta huyу de La Meca incrйdula a Medina. Y cuando con trescientos soldados asaltу una caravana procedente de su ciudad natal, asalto en el que combatieron de su parte escuadrones angйlicos, consiguiу sus primeros laureles militares. Esto le afianzу en su manera de actuar, como lo hizo aquel acto de fe en Medina, donde el 627 decapitу a centenares de judнos e hizo vender a sus mujeres y niсos como esclavos... ЎQuй ejemplo tan estimulante para el mundo cristiano! El 630 se apoderу de nuevo de La Meca y la «convirtiу», con lo que su victoria en Arabia quedу decidida. Muriу el 632 reposando la cabeza en el regazo de su esposa favorita, y cuando preparaba nuevas campaсas, para las que siempre contу con nuevas revelaciones divinas. «El paraнso estб a la sombra de las espadas», enseсaba йl. ²⁹

El aсo 633 empezу el gran asalto. A las уrdenes del primer paladнn de Mahoma, su suegro Abu Bekr (632-634), que se convirtiу en califa (khalifa=sucesor), conquistу el territorio que se extiende entre el Jordбn y el Eufrates. Y no era mбs que el preludio. Bajo el califa Ornar (634-644), el verdadero fundador del imperio islбmico, continuу una carrera de victorias sorprendentemente rбpidas, sobre todo a costa del cristianismo, de cuyos paнses necesitaban los grandes mercaderes islбmicos para su mercado. A Ornar se le atribuye: «Nuestro cometido es devorar a los cristianos y el cometido de nuestros hijos devorar a sus descendientes, hasta que no quede uno». Pero incluso el Manual de historia de la Iglesia, catуlico, deja traslucir repetidas veces la relativa tolerancia de los бrabes en sus conquistas: «Habнa que pagar iguales impuestos y la vida de la Iglesia no se vio profundamente perturbada... en principio iglesias y monasterios gozaban de una libertad relativa».

Damasco fue conquistada el 635 tras un asedio de seis meses; en el 636 cayу Siria, el 638 Jerusalйn y Antioquнa, el 639 Egipto y el 642, tras la batalla de Nihawad, quedу sometida Persia. Su ъltimo rey, Yazdgard (Jezdegerd) III, sin recursos y sin tropas, huyу de provincia en provincia hasta que el aсo 652 fue asesinado en el territorio de Merw. El aсo 644 tambiйn el califa Ornar muriу en Medina en manos de un esclavo persa; pero en unos pocos aсos el imperio bizantino, la conquista de Heraclio, la obra de su vida, se habнa reducido a un tercio apenas, derrumbбndose ante sus ojos.

Othmann (646-656), sucesor de Ornar, fue igualmente asesinado; pero antes habнa conquistado Tripolitania y Cirenaica (647), Chipre (649) y Rodas (654), donde el famoso Coloso fue vendido como metal viejo a un comerciante judнo. Incluso la flota de la Roma oriental fue destrozada en la costa de Licia y la propia Constantinopla estuvo en peligro. El emperador Constante II (641-668) abandonу ya la ciudad y durante sus ъltimos aсos (663-668) gobernу desde Italia.

Pero frente a la Bizancio cristiana y frente a su flota -la mejor en el mundo mediterrбneo y en toda Europa durante los siglos vm-xi- los бrabes retrocedieron. Los aсos 668, 672 y 677 los detuvo la marina de Bizancio formada por naves mejor construidas y mejor armadas, sobre todo con el «fuego griego», inventado por Callнnikos de Baalbek: era una mezcla secreta formada probablemente con nafta, betъn, pez, azufre, resina, aceite y cal viva, que se catapultaba desde proa y seguнa ardiendo en el agua hasta alcanzar el objetivo. Durante dйcadas decidiу las batallas marнtimas, siendo el antecedente directo de la pуlvora. Y aunque durante cinco aсos (674-678) los бrabes arreciaron sus ataques por mar y por tierra contra la Roma oriental, siempre fueron rechazados. El 678, tras una doble victoria de los bizantinos en tierra y en el mar, el califa Moawijah hubo de firmar una paz nada ventajosa.

Cierto que en el resto del mundo la carrera victoriosa de los бrabes no cesaba. A las уrdenes de Abdul Melik (685-705) y de su hijo Welid I (705-715) conquistaron el Turquestбn, el Caucaso y el Norte de Бfrica donde «convirtieron» a los bereberes. En el 681 alcanzaron la costa atlбntica de Marruecos y en el 697 conquistaron Cartago. Para el 698 se habнan adueсado definitivamente de todas las fortificaciones norteafricanas, y desde Tъnez, la nueva capital, la flota de los ocupantes controlaba el Mediterrбneo occidental. Ya antes de acabar el siglo vil los бrabes poseнan el mayor imperio territorial de la historia del mundo, mбs extenso que el imperio de Roma o el imperio de Alejandro. Su imperium acabу extendiйndose desde el mar de Aral hasta el Nilo y desde el golfo de Vizcaya hasta China. En el perнodo de una generaciуn la Iglesia habнa perdido dos tercios de sus fieles a manos del islam. Y casi todas las conquistas islбmicas, excepciуn hecha de los territorios de Espaсa y de parte de los Balcanes, se han mantenido islбmicas hasta el dнa de hoy. ³⁰

A la penнnsula ibйrica llegaron las primeras tropas, un grupo de unos 400 hombres, en julio del 710. Y el aсo siguiente llegу el ejйrcito invasor de 7. 000 soldados, pronto reforzado con otros 5. 000. Penetraron por Gibraltar (asн llamado por el nombre del subcomandante бrabe Tariq ibn-Ziyad). Ese mismo aсo los invasores aniquilaron en la batalla de Jerez de la Frontera (Cбdiz) al ejйrcito de los visigodos hispanos. Hacia el 715 habнan ocupado todas las ciudades importantes del paнs y en el 720, tras cruzar los Pirineos, conquistaron Narbonne. Incluso se dijo que habнan avanzado hasta Tours para saquear el tesoro eclesiбstico, almacenado en la tumba de san Martнn.

Allн se enfrentу a los «infieles» Carlos Martell con el «ejйrcito» convocado de todo el reino, saqueadores contra saqueadores. Antes de la batalla al norte de Poitiers, con una victoria «despuйs a menudo magnificada» (Nonn), estuvieron acechбndose siete dнas, antes de que los бrabes, derrotados el 17 de octubre del 732, se retirasen a Espaсa. El relato de Pablo el Diбcono, que en parte exagera a todas luces y en parte se queda corto, indica que las bajas propias fueron sуlo 1. 500 mientras que no fueron menos de 375. 000 los sarracenos que mordieron el polvo, y entre ellos el comandante en jefe y lugarteniente del califa en Espaсa Abd-ar-Rachman; y todo «con la asistencia de Cristo» (Fredegarii continuationes). «Se combatнa por la hegemonнa mundial del islam y de la cultura cristiano-germana» (Mьhibacher); «el Occidente cristiano salvado de la inundaciуn de los bбrbaros mahometanos» (Aerssen). En una palabra, una «victoria creativa» (Daniel-Rops), y una victoria que permitiу a la vez «un reflorecimiento del culto de Hilario» (Ewig).

Carlos Martell continuу su lucha contra los бrabes en los aсos 735, 736, 737 y 739, penetrando repetidas veces en Aquitania, «la tierra de los godos», y en Provenza, la provincia romana Narbonensis. Tras la toma de Avignon al asalto hizo matar a los defensores. Destruyу Nнmes con su antiguo anfiteatro y asolу las ciudades de Agde y Bйziers. «Mandу arrasar las ciudades mбs famosas... con sus casas y las murallas urbanas, les pegу fuego y las redujo a cenizas; destruyу asimismo los arrabales y fortificaciones de aquel territorio. Cuando hubo vencido al ejйrcito de sus enemigos, йl que en todas sus decisiones era guiado por Cristo, en quien ъnicamente estб el don de la victoria, regresу sano y salvo a su regiуn, la tierra de los francos y sede de su gobierno. ³¹ їQuiйn hablaba de bбrbaros mahometanos y de cultura cristiano-germбnica?

Despuйs de cada campaсa militar Carlos regresaba, como lo hacнa ya su padre Pipino, de (in)feliz memoria, «con los tesoros», «con muchos tesoros», «con grandes tesoros», «con un gran botнn», «con abundante botнn de guerra», «con un botнn inaudito y numerosos prisioneros», etc. Y, naturalmente, una y otra vez «con la asistencia de Cristo», «con la ayuda de Dios». Y, naturalmente, tras la campaсa asesina (y antes de emprender la inmediata), tambiйn «en paz». Las Continuationes de las crуnicas del mentado Fredegar informan tras una campaсa de pillaje en el sur, coronada con todo йxito, en estos tйrminos: «Victorioso y en paz regresу de nuevo con la asistencia de Cristo, Rey de reyes y Seсor de seсores. Amйn». ³²

Incluso contra su propia familia se desatу la cуlera de Carlos Martell, excepciуn hecha por su gran santуn. En el 723 eliminу a Arnulfo y a Godofredo, hijos de Drogo, el primogйnito de Pipino, porque evidentemente constituнan un obstбculo para su ambiciуn de poder. Por el contrario, colmу de prebendas al hermano de los mismos Hugo, arzobispo de Rouen, obispo de Parнs y de Bayeux, abad de St-Wandrille y Jumiй-ges, quien vivнa satisfecho en su opulencia y no representaba ningъn peligro (para Carlos). ³³

El primer «carolingio» gobernу en la prбctica sobre todo el reino, moviйndose entre los reyes fantoches merovingios. Las fuentes le llaman dux y princeps, y los papas le dieron ocasionalmente los tнtulos de patricias y sobregulus, mientras que por su parte se proclamaba con toda precisiуn «maior domus». Pero como «el varуn prudente», «el varуn esforzado», «el perfecto combatiente», «el gran guerrero», «el excelente guerrero», «el comandante triunfador», financiу muchas de sus matanzas tambiйn con bienes eclesiбsticos -cosa que los investigadores modernos han calificado a menudo falsamente como secularizaciуn-continua viviendo como un saqueador de la Iglesia entregado al diablo. En realidad Carlos Martell lo fue todo menos hostil a la Iglesia o al clero, como lo demuestra su exaltaciуn por parte de propagandistas tan prominentes del cristianismo como Pirmin, Willibrord o Bonifacio, a quienes nosotros nos adherimos. ³⁴