Roma se rebela contra Bizancio
Como al imperio le costaba mantenerse a flote, el islam avanzaba incontenible y las revoluciones palatinas y los motines sacudнan Constantinopla, en Roma se pensу en abandonar el barco que amenazaba con irse a pique. Como quiera que fuese, el nuevo papa Juan IV (640-642) no continuу el camino de Honorio, sino el de su adversario: el biteleta Sofronio de Jerusalйn. Cierto que йste habнa muerto en el 638, un aсo despuйs de la conquista de la Ciudad Santa por los бrabes; pero tenнa todavнa un combatiente: el obispo Esteban de Dor, obligado por un juramento sobre el Gуigota a llamar a «los santos» de Roma contra el monoteletismo y a continuar la lucha. En Roma las sъplicas encendidas del obispo cayeron en tierra fecunda. Juan IV, consagrado claramente de un modo independiente y sin la confirmaciуn de Bizancio, se alzу contra el emperador. El papa anatematizу la Ekthesis y exigiу su aboliciуn. Pero defendiу a Honorio con la mentira de que su escrito -inequнvocamente autйntico- habrнa sido falseado por los traductores griegos. Lo cual resulta tanto mбs insolente si se piensa que el abad Juan, que habнa escrito las cartas de Honorio, redactу tambiйn entonces la misiva del papa Juan. Pero el nuevo pontifex maximus Teodoro I (642-649), retoсo de un obispo palestino (del mismo nombre), no sуlo atacу sin consideraciуn alguna el monoteletismo, sino tambiйn la misma casa imperial. Mбs aъn, estallу una rebeliуn en toda regla, en la cual religiуn y polнtica colaboraron de una manera refinada aunque inъtil. 13 En la misma jugу un papel decisivo el monje Mбximo, «el Confesor» (Maximus Confessor). Habiendo empezado como secretario privado del emperador Heraclio, fue abad del monasterio de Skutari y seguidor fanбtico de Sofronio. Desde hacнa algъn tiempo trabajaba en Бfrica donde el exarca Gregorio (probablemente emparentado con la casa imperial) preparaba una insurrecciуn contra Bizancio, y evidentemente en connivencia con el papa. Pero en Бfrica apareciу tambiйn el patriarca Pirro I de Constantinopla, depuesto por el nuevo emperador Constante II (641-668), nieto de Heraclio. Y en julio del 645 Mбximo organizу en Cartago, donde gobernaba el exarca Gregorio y donde se encontraba poco antes la sublevaciуn contra Constante, una discusiуn religiosa por el destronado Pirro, implicado en la caнda de la emperatriz viuda Martina y en otros asuntos polнticos. Al final del espectбculo, que bien podrнa calificarse de comedia grotesca, el hasta entonces monoteleta y ex patriarca se declarу vencido, y en compaснa de Mбximo marchу a Roma abjurando solemnemente de su confesiуn monoteletista en presencia del papa Teodoro y del clero romano. A una consigna de Roma Gregorio se levantу en Cartago y tomу el tнtulo de emperador. Simultбneamente en todo el territorio que controlaba, y a instancias de Mбximo sin duda, se celebraron sнnodos contra el monoteletismo. Un cierto abad Tomбs cuenta que fue enviado como legado papal al sublevado exarca africano para darle бnimos y para anunciarle que el abad Mбximo habнa visto en el cielo de las tierras occidentales y orientales un coro angйlico y que en el oeste las voces de los бngeles cantaban poderosas: «ЎCйsar Gregorio, vencerбs! ». Todo el Occidente se rebelу polнtica y eclesiбsticamente contra el Oriente, donde el nuevo emperador hubo de restablecer en su cargo al depuesto patriarca mientras que el papa tenнa que confirmar a quien tan sorprendentemente se habнa convertido. 14
La insurrecciуn a gran escala fracasу pronto, porque el antiemperador y abogado de la ortodoxia Gregorio ya en el 647 sucumbнa frente a los бrabes, que llegaban en oleadas desde Egipto. Cuando el ex patriarca Pirro vio perdida la partida, que habнa urdido con Mбximo y con Roma, nuevamente cambiу de frente. Rбpidamente revocу en Ravenna delante del exarca su confesiуn romana y regresу a Constantinopla, volviendo a la impiedad como el perro vuelve al vуmito, segъn el pontifical romano. Pero el emperador, aconsejado por el patriarca Paulo, prohibiу en el 648 mediante un edicto denominado Typos, y bajo la amenaza de penas severas (pйrdida del cargo, castigo corporal, destierro), cualquier discusiуn sobre la existencia de una o dos voluntades en Cristo. Tambiйn el Typos representaba una tentativa de cambio de actitud y de mediaciуn. Pero los «santos» de Roma no accedieron ahora por primera vez. El papa Teodoro anunciу la deposiciуn del patriarca de Constantinopla, Paulo. En respuesta йste prohibiу al legado papal el servicio divino en su palacio, mando destruir la capilla y mandу arrestar, azotar y expulsar a los protestantes. Pero en Roma aparecieron muchos africanos, en especial muchos monjes fugitivos de Oriente, que atizaron el descontento cada vez mayor. Y al morir Teodoro I, una dйcada despuйs de la muerte de Honorio, en lugar de un papa «hereje» hasta se tuvo a un papa «mбrtir». 15 Martнn I (649-653), antiguo nuncio de Teodoro en la corte imperial, continuу la lucha contra Bizancio con toda virulencia. Habiendo sido consagrado sin la aquiescencia del emperador -lo que ya constituнa por sн solo un acto de rebeliуn-, ya en el 649 hizo que un gran sнnodo reunido en Letrбn, en el cual actuу de acusador Esteban de Dor y donde la mayorнa de los occidentales apenas si pudieron entender la complicada retуrica teolуgica, y en el que faltу por completo el partido contrario, condenase la Ekthesis, junto con el «Typos aъn mбs impнo», como «herejнa». De acuerdo con lo cual el papa afirmaba que Cristo habнa carecido de personalidad y de propiedades naturales. Para mayor seguridad tambiйn fueron condenados todos los «herejes», desde Arrio hasta el patriarca cortesano Sergio y consorte. Las relaciones entre Bizancio y el papa se interrumpieron formalmente, y ambos bandos se armaron para la lucha. 16 El exarca Olympios, encargado de imponer por la fuerza la aceptaciуn del «Typos» y de burlar al papa, se entendiу con йste, pues le pareciу que un cambio de frente le ofrecнa mejores perspectivas. A una con el papa se rebelу contra el emperador y, con ayuda de la milicia itбlica, pudo durante aproximadamente tres aсos desempeсar el papel de usurpador, sobre todo porque tambiйn en Sicilia tuvo autoridad sobre la milicia romana, que ya desde los tiempos de Gregorio estaba en estrecha dependencia del papado. Ambos rebeldes habнan hecho sus cбlculos sin contar con el destino y el emperador. Olympios sucumbiу en Sicilia vнctima de una epidemia mientras combatнa contra los бrabes. Y Martнn I fue vнctima de su traiciуn.
El nuevo exarca Teodoro Kalliopa que ya antes habнa ocupado el cargo, volviу en junio del 653 con un ejйrcito a Roma y se apoderу de su vasallo, el cual a los ojos de Bizancio no era papa, ya que habнa sido consagrado sin el consentimiento imperial. El asustado Martнn, que buscando protecciуn habнa montado su lecho sobre el altar de la basнlica de San Juan de Letrбn, fue hecho prisionero. Y no por motivos de fe, como objetу el exarca al clero romano. El papa fue conducido secretamente al puerto de noche; desde allн aguas abajo del Tнber lo condujeron en una pequeсa barca a Porto, para llevarlo despuйs a Miseno, puerto de reuniуn de la flota, y tras un viaje marнtimo de tres meses a Constantinopla. Luego de otro trimestre de aislamiento total, el 20 de diciembre se tomу declaraciуn al acusado. Y como Martнn, a la vieja manera mojigata, pretendiese recurrir a cuestiones de fe, el juez le cortу la palabra di-ciйndole: «No nos expongas nada sobre la fe, ahora se te interroga por alta traiciуn». El papa intentу justificar su complicidad en la subleva-ciуn de Olympios alegando que no pudo hacer nada frente al exarca. Pero negу categуricamente cualquier conexiуn con los sarracenos. Fue condenado a muerte; pero la intercesiуn del patriarca Paulo II, su adversario que estaba gravemente enfermo, obtuvo el indulto de la pena de muerte en el ъltimo instante. Y, pasados otros tres meses en la cбrcel, fue desterrado al Quersoneso en el mar Negro, adonde arribу a mediados de mayo del 654 para morir a mediados de septiembre del 655. Tanto la Iglesia romana como la griega lo veneran como mбrtir hasta el dнa de hoy, aunque sуlo tuvo el fin de un reo de alta traiciуn. Fue el primer papa que quiso seriamente separar Italia eclesiбstica y polнticamente del imperio. 17 Posteriormente la Iglesia falseу todo el proceso, pero en los ъltimos tiempos del papa no se preocupу por йl lo mбs mнnimo, especialmente en Roma; de lo cual hay amargo testimonio del propio Martнn. En obediencia pusilбnime a la autoridad estatal, ya el 10 de agosto del 654 se le eligiу sucesor en el romano Eugenio I (654-657); por un perнodo por tanto en el que aъn vivнa Martнn. Pero ya se habнa puesto a Fйlix II en el sitio de Liberio. Pasmado de todo esto, Martнn I lamentaba que la Iglesia romana ni tan siquiera le hubiese provisto de alimentos y todavнa en septiembre del 655, poco antes de morir, escribнa: «Yo estaba asombrado, y lo sigo estando todavнa, de la indiferencia y falta de compasiуn de todos aquellos que en tiempos me escuchaban, y de mis amigos y allegados, que hasta tal punto se han olvidado de mн en la desgracia... ». Pero una dйcada despuйs esa misma Iglesia denostaba el proceso de alta traiciуn contra Martнn como «maquinaciones de falsas calumnias» y a sus adversarios como «enemigos de la verdad y del mismo Dios». Los primeros devotos iniciaron ya las peregrinaciones a su tumba, se entusiasmaron con los «numerosos prodigios» del «gran mбrtir de la verdad» y tomaban como reliquias un fragmento de su sudario y una sandalia papal. Setenta aсos despuйs afirmaba Gregorio II: «Nuestro predecesor Martнn ocupу la silla exhortando a la paz; por ello lo depuso... el malvado Constante». 18 Como reo de alta traiciуn acabу tambiйn el abad Mбximo, fanбtico agitador de la ortodoxia y verdadero instigador de todo, y en quien ciertamente es muy difнcil distinguir los motivos religiosos de los polнticos. Al ser el teуlogo bizantino mбs importante del siglo vil y tener mucho mбs prestigio que el papa, se hicieron todos los esfuerzos por mover al anciano a que cediera, al menos en el plano religioso; pero en vano. Muriу mutilado en el Cбucaso (662) y por supuesto tenido por santo y mбrtir: la justicia cristiana le cortу la mano derecha y la lengua. Conviene recordar tambiйn que Mбximo Confesor fue tambiйn el responsable de que uno de los mayores falsarios teolуgicos, el Pseudo-Dionisio, fuese considerado «durante siglos el maestro de la teologнa occidental» y con sus falsificaciones adquiriese el «derecho de ciudadanнa en la Iglesia» (Lexikon fьr Theologie und Kirche). 19
Pero tras la fracasada rebeliуn el papado fue vнctima de la violencia del emperador. Ya en el verano del 654 se puso a Eugenio I (654-657) como antipapa de Martнn I y se transigiу con el Oriente de momento incluso en la controvertida cuestiуn de las «voluntades» de Cristo, el imperial «Typos» del 648. Mбs acomodaticio se mostrу aъn Vitaliano I (657-672), que no osу oponer la menor resistencia, ni siquiera teolуgica. Y cuando Constante II, que en Oriente perdiу extensos territorios a manos del islam, intentу de nuevo afianzarse en Occidente y se presentу en Roma -siendo aquйlla la ъltima visita de un emperador bizantino-, el papa Vitaliano recibiу al «verdugo de Martнn» con los mбximos honores y con repetidas fiestas eclesiбsticas. El 5 de julio del 663 quien habнa permitido que su predecesor muriese miserablemente en el exilio saliу con clero y pueblo solemnemente hasta seis millas de Roma al encuentro del soberano, acompaсбndole despuйs, a йl y a todo su ejйrcito, con cirios encendidos hasta San Pedro. Constante regalу al templo una sabanilla de altar y orу tambiйn en las basнlicas de San Pablo y de Santa Ma-ria Maggiore. Recorriу una iglesia tras otra, mandу despuйs arrancar todos los bronces de los edificios pъblicos de Roma, incluidas las lбminas metбlicas de Santa Maria ad Martyres, y enviarlos a Constantinopla. De manera parecida el emperador cristiano lo devastу todo en Sicilia, donde asestу a los papas un golpe gravнsimo al reconocer la autocefalнa del arzobispado de Ravenna y determinar explнcitamente que los prelados locales no estaban sometidos al patriarca de Roma. Por lo demбs, el 668 Constante fue asesinado en el baсo de su residencia de Siracusa por un tesorero, que no era mбs que el hombre de paja de un gran complot; y el sucesor obtuvo «la aprobaciуn de la clerecнa» (Finley). Sin embargo, tambiйn en Sicilia acabу Roma llevando las de perder. «En la segunda mitad del siglo vil la Iglesia siciliana en todos los puntos en que contaba realmente se orientу hacia el este... Tan completo fue el triunfo de Oriente en Sicilia, que incluso la minorнa culta y polнticamente influyente abandonу la lengua latina y volviу al griego» (Finley). 20 Y aunque los papas, recordando la suerte de Martнn, actuaron de primeras con mucha cautela, apostando incluso Vitaliano por Constantino IV, hijo del asesinado Constante II y amenazado por un emperador rival (el armenio Mezezios), en realidad se alejaron cada vez con mayor resoluciуn de aquella hegemonнa legal. La tentaciуn era demasiado fuerte y el momento demasiado favorable. Los bizantinos perdнan provincias inmensas a manos islбmicas; y tampoco en el oeste, donde los francos avanzaban cada vez mбs hacia el primer plano, habнan obtenido ningъn йxito contra los visigodos y longobardos. 21
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