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Capitulo 4. La formaciуn del Estado de la Iglesia mediante guerras y pillaje. Las negociaciones papales entre Bizancio, longobardos y francos




CAPITULO 4

LA FORMACIУN DEL ESTADO DE LA IGLESIA MEDIANTE GUERRAS Y PILLAJE

 

«Pero estad atentos, hijos mнos, Ўesforzaos fervorosamente por tomar parte en lo que Nos deseamos! Pues ya sabйis que quien estб en la otra parte serб excluido de la vida eterna. »

esteban ii papa'

 

«La lucha por Cristo y la Iglesia se les asigna a los francos como su vocaciуn histуrica. »

juan haller2


Las negociaciones papales entre Bizancio, longobardos y francos

Mientras en Bizancio hacнa estragos la disputa de las imбgenes, y sus repercusiones sacudнan la Italia bizantina, el rey Liutprando procuraba aprovechar la ocasiуn para extender el reino longobardo por toda Italia, y muy especialmente por Emilia y Romagna. Fue anexionбndose sistemбticamente territorio bizantino, conquistу un castillo tras otro y afianzу tambiйn su autoridad en los ducados de Spoleto y Benevento. En una palabra incrementу continuamente su poder polнtico dentro y fuera de sus fronteras. Y cuando en el 732 (o el 733) Liutprando conquistу por vez primera Ravenna -que llevaba casi doscientos aсos en manos bizantinas- y el exarca huyу a las lagunas venecianas, el aliado le resultу demasiado peligroso al papado.

En principio el obispo de Roma apenas tenнa motivo para sentirse a disgusto con Liutprando. En tiempos el rey incluso habнa hecho a Gregorio II libre donaciуn del ducado conquistado. Y tambiйn restituyу el castillo de Sutri, que dominaba el camino de Ravenna y que el papa anhelaba ardientemente (y lo hizo en forma de documento otorgado en favor de los apуstoles Pedro y Pablo). ЎTodo por respeto al prнncipe de los apуstoles! Pues Liutprando era una persona piadosa, un fiel catуlico amigo de los sacerdotes y un promotor declarado de la Iglesia. Erigiу en su propio palacio una capilla domйstica y fue el primer rey longobardo que se procurу capellanes particulares. Instituyу eclesiбsticos «que celebrasen a diario el servicio divino para йl» (Paulo el Diбcono). Uno de sus parientes fue obispo de Pavнa. Con el clero se mostrу generoso. Fundу monasterios, construyу muchas iglesias que decorу y practicу el culto supersticioso de las reliquias. Un prуlogo a sus leyes se abre con una cita bнblica. Y en otro prуlogo posterior se presenta expresamente como defensor de la fe romano-catуlica. Gregorio II combatiу la vuelta de las monjas a la vida civil, y Liutprando le apoyу con una ley pertinente.

Combatiу el papa los matrimonios entre cuсados y Liutprando acudiу en su ayuda con una prohibiciуn estatal.

Y aunque en la rebeliуn contra el emperador se encontraba tambiйn el rey del lado de Roma, el nuevo papa Gregorio III (731-741) lo delatу a la Venecia ascendente. Y es que Gregorio no sуlo temнa el poder de Liutprando, sino que ambicionaba tambiйn la Romagna. Por ello, y no obstante el pacto firmado con Liutprando, mandу al metropolitano de la Venecia imperial, Antonio de Grado, que asistiese al exarca huido a las lagunas, a fin de que Ravenna «volviese a la antigua alianza de la sagrada res publica y de la sumisiуn imperial». (Hacia el 735, despuйs de que los longobardos hubieran ocupado la ciudad durante aproximadamente tres aсos, los venecianos la reconquistaron con un golpe de mano desde el mar. ) Pero en una carta al dogo denostaba el papa a los longobardos, sus fieles aliados y veneradores de las imбgenes como йl, como un pueblo «infame», mientras que al emperador y a su hijo Constantino Coprуnimo les llamaba «sus seсores e hijos»... antes de que sus sucesores les traicionasen tambiйn a ellos. 3

Porque tambiйn Bizancio se le antojaba al papa demasiado peligrosa.

Y asн, despuйs de haber alentado a la flota veneciana a la reconquista de Ravenna para el exarca, en el 738 se aliу con el duque traidor Transa-mundo de Spoleto y con el rebelde Godescalco, que se habнa apoderado de Benevento. Y como (probablemente) ya Gregorio n, tambiйn Gregorio ni azuzу a los duques longobardos contra su rey. Personalmente hizo reconstruir una gran parte de las murallas de Roma y fortificу Civitavecchia.

Transamundo II habнa depuesto el 724 por la fuerza a su padre Farvaldo, imponiйndole la tonsura y la entrada en el estado clerical. Cuando Liutprando avanzу contra йl (738-739), pegу fuego a la Pentбpolis y asolу Spoleto, Transamundo se refugiу junto al papa, el cual puso a su disposiciуn el ejйrcito romano contra Liutprando. Йste irrumpiу a su vez en el ducado romano saqueбndolo y conquistando sus castillos de la frontera septentrional. Y la guerra estallу por doquier, tanto en el territorio romano como en las tierras de Ravenna. Cierto que provisionalmente Transamundo (en diciembre del 740) conquistу su capital y matу al nuevo duque Hilderico, instituido por Liutprando. Pero el papa, que tambiйn se sirviу de sus obispos en el reino longobardo contra su soberano, recelу del poder del rey y apelу al prнncipe franco Carlos Martell, que estaba lejos pero era fuerte. 4

El mayordomo franco, que desde el 720 controlaba indiscutiblemente todo el reino y guerreaba casi sin pausa -incorporando tambiйn en buena medida a la Iglesia y sirviйndose de los monasterios como cabezas de puente y punto de apoyo (Schwarzach, Gengenbach, Schuttem, la abadнa de Reichenau)- veнa indisolublemente unidas la expansiуn de su autoridad y la difusiуn del cristianismo. Para decirlo brevemente, Carlos se habнa convertido en el hombre mбs poderoso de Europa, y tan habituado estaba a la guerra y la conquista que, como advierten expresбmente las fuentes coetбneas, apenas hubo un aсo sin guerras (concretamente el aсo 740). Y aquel varуn apareciу precisamente como el verdadero patrуn y protector del representante de Cristo. 5

Asн que Gregorio III intentу repetidas veces, los aсos 739 y 740, instigar a Carlos Martell contra Liutprando, aunque ambos eran amigos personales.

El papa soсaba con desenganchar Roma del imperio bizantino y ofreciу a Carlos la colaciуn del consulado romano asн como el rango de patricio. Una embajada y dos misivas enviу Gregorio, «el hijo amoroso de san Pedro», al «ilustrнsimo seсor Carlos», conjurбndole todavнa poco antes de su muerte (741) «por el Dios vivo y verdadero y por las santнsimas llaves de la tumba de san Pedro» en estos tйrminos: «Vivimos angustiados en la tribulaciуn mбxima y dнa y noche fluyen las lбgrimas de nuestros ojos, pues tenemos que ver cуmo la santa Iglesia de Dios a diario y en todas partes es abandonada por los hijos en quienes habнa puesto su esperanza... ». Conjuraba a Carlos Martell, que con su mujer y sus hijos pertenecнa a la fraternidad orante del monasterio de Reichenau dedicado a san Pedro, para que no cerrase los oнdos a la sъplica papal, a fin de que el prнncipe de los apуstoles, el portero del cielo, no le cerrase a йl el reino de los cielos. Tambiйn enviу el santo padre al «princeps» de los francos «grandes e inestimables regalos, como nunca antes se habнan oнdo ni visto» (Fredegarнi Continuationes). Y naturalmente el papa no descuidу enviar a Carlos Martell algo de chatarra, supuestamente partнculas de las cadenas de san Pedro y las llaves de la tumba del apуstol, para sugerirle diplomбticamente la terrible servidumbre en que se encontraba frente a longobardos y griegos. En ningъn sitio se habla de cualesquiera otras contraprestaciones del papa; simplemente de las «mentiras» de los longobardos y de la protecciуn de la Iglesia romana y de sus propiedades, «ъnicamente йsta se destaca de continuo» (Mьhibacher).

Pero Gregorio III, que persistiу en el empeсo hasta su muerte -«En ninguna йpoca», comenta adulador un cronista franco, «se oyу ni vio algo semejante»-, apelу inъtilmente al «virrey» Carlos. Йste, que era poco devoto de la Iglesia, que estaba emparentado genealуgicamente con los longobardos, que estaba aliado y era amigo de Liutprando, que el 737 adoptу a su hijo Pipino y que al aсo siguiente, y a instancias de Carlos Martell, intervino «sin vacilaciones y con todo el ejйrcito de los longobardos» contra los sarracenos de Provenza venciйndolos, permaneciу sordo por completo a la primera llamada de ayuda papal y muriу antes de que eventualmente pudiera llegarle una segunda.

Entre los antepasados de los carolingios Carlos es el ъnico al que condenan los autores eclesiбsticos posteriores, lanzбndolo al infierno por toda la eternidad a causa de la sistemбtica reducciуn del patrimonio eclesiбstico a йl debida -precaria verba regнs-. En vida suya todo ello se interpretaba de modo completamente distinto, aunque hiciera decapitar a uno de sus parientes eclesiбsьcos, el abad Wido de St. Vaast y St. Wandrille, quien segъn la crуnica monбstica, gustaba mбs de la caza y la guerra que del servicio divino. Aunque naturalmente no le hizo degollar por eso, sino por una conjura contra Carlos. Pues, lo que sabemos con toda seguridad es que estuvo lejos de ser un enemigo empecinado de la Iglesia. Se conocen ocho donaciones de bienes, que le hizo personalmente. 6

 

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